Sergio Sarmiento / Muerte de un niño

AutorSergio Sarmiento

"El primer deber del gobierno es dar protección a los ciudadanos y, a falta de ésta, justicia".

Principio jurídico

Araceli Ortega Manzano tiene 36 años de edad, pero a veces siente que su vida ha terminado. Hay tragedias que es muy difícil, si no imposible, superar.

Araceli vive en la Unidad Habitacional Ejército Oriente de Iztapalapa, en la Ciudad de México. Trabaja como recepcionista en un sitio de taxis en esa misma unidad.

Hace unos días me buscó para contarme su historia, pero yo no estaba en mi oficina. Le dijeron que me mandara un mail, pero ella dijo que no sabía qué era eso ni cómo funcionaba. La historia se la contó así a una compañera mía de trabajo.

El 25 de septiembre de este 2015, a las 21:30 horas, Araceli estaba trabajando en el sitio de taxis. Su hijo, Milton Alexander Domínguez Ortega, de 10 años, llegó a visitarla.

Cenó unos tacos con ella, pero no quiso quedarse hasta que su madre terminara el turno. Le dijo que se iría a su apartamento a esperarla y se fue en su bicicleta.

A los 15 o 20 minutos llegó una amiga para avisar que Milton había sido atropellado. Araceli se apresuró a ir al lugar en que se encontraba el niño, quien se quejaba de que le dolía el estómago y tenía mucha sed.

Una camioneta le había pasado encima. El chofer, Manuel Fernando Espinosa Soto, trató de huir, pero los vecinos se lo impidieron y fue detenido. La camioneta, Toyota con placas LA 18182, ha estado en el corralón desde ese día.

La ambulancia tardó más de una hora en llegar. El niño fue trasladado a la Cruz Roja de Polanco porque no se le podía atender en la que quedaba más cerca.

Cuando se iba la ambulancia le dijeron a Araceli que la dueña de la camioneta quería hablar con ella, pero Araceli prefirió acompañar a su hijo.

Milton murió al día siguiente, el 26 de septiembre, "desangrado y con los pulmones trozados". Araceli habla de su hijo entre llanto y llanto. Milton era un niño bueno, dice. Iba bien en la escuela, lavaba coches y vendía "ropa de paca" para ayudarla.

El día 27, domingo, un amigo le aviso que "había una audiencia" a las 19:30 horas en el MP. Llegaron tarde y no los dejaron entrar. Sólo supieron que se había pagado fianza y que el chofer había salido en libertad.

Araceli, en cambio, tuvo que pedir prestado para cubrir los gastos del funeral y enterrar a su hijo. A la pena enorme de la muerte...

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