Sergio Sarmiento / El microbusero

AutorSergio Sarmiento

"El respeto al derecho ajeno es... una estupidez cuando uno tiene el poder".

Anónimo

Imagine usted que un microbusero quiere hacerle una fiesta de 15 años a su hija, pero no quiere deteriorar la sala de su casa ni quiere gastar dinero alquilando un salón de fiestas. En México no hay problema: lo único que tiene que hacer es cerrar la calle y organizar ahí la fiesta. Y no tiene que cerrar cualquier calle, puede hacerlo con la principal del barrio. Después de todo, los 15 años no llegan todos los días.

Y si ya se va a cerrar la calle, por qué hacerlo solamente la noche del pachangón si desde dos días antes pueden bloquearse todos los accesos. Así podrán colocarse con tranquilidad las luces y las instalaciones que se necesitan para la fiesta. Poco importa que el tránsito de la zona se vuelva un caos o que a muchos de los vecinos se les bloquee incluso el acceso a sus comercios y viviendas. La fiesta es lo más importante.

Los vecinos pueden tratar de huir del barrio en la noche en que está programada la celebración, pero ni siquiera esto es suficiente. Desde la noche anterior, y sin previo aviso, los achichincles de los grupos musicales que van a tocar empiezan a hacer sus pruebas de sonido. Los inmuebles cercanos retumban con el sonido de los bajos eléctricos amplificados por las enormes bocinas que se colocan en la calle. Las pruebas del equipo se alargan hasta la una y media de la mañana. El ruido rebasa muchas veces, por supuesto, los volúmenes que la autoridad tiene establecidos como máximo para la contaminación auditiva.

¿Qué hace uno en estos casos? En otros países del mundo la solución es muy sencilla: se acude a la policía, la cual de inmediato libera la vía de comunicación y hace, por supuesto, que se reduzca el volumen de cualquier tipo de música que se toque, especialmente a altas horas de la noche. Uno de los papeles fundamentales de la autoridad en otros países es proteger los derechos de la comunidad frente a quienes cometen abusos contra los demás.

México, sin embargo, es un país distinto. Aquí la policía siempre se lava las manos ante este tipo de problemas. El cierre de calles para la realización de fiestas se considera un derecho adquirido como lo es el de detonar cohetes o tocar música a altos volúmenes. Es parte de los usos y costumbres de una comunidad. En México siempre tiene más derechos el que abusa de los derechos de terceros que el que quiere defender los propios.

Si la calle que se quiere cerrar es el Paseo de la...

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