Sergio Elías Gutiérrez / 'Blow up'

AutorSergio Elías Gutiérrez

Ofrezco una sincera disculpa a la señora Marta porque tampoco en esta colaboración me ocuparé de su candidatura a la Presidencia de la República.

Supongo que tendrá quién lleve puntual recuento de quienes han caído en ese juego de moda. Lamento "por esta vez no complaceros".

Me ocuparé de cosas menos importantes. Me ocuparé de la conmemoración de los 20 años de la muerte de Julio Cortázar que han sido ampliamente difundidos en los medios y objeto de un merecido homenaje en Guadalajara, en cuya universidad existe una cátedra en la memoria del autor.

Recuerdo la expectación que provocó la exhibición a mediados de los 60 del filme "Blow up" de Antonioni. Después de verlo buscábamos con ansiedad encontrar las claves de la película en el cuento Las Babas del Diablo de Cortázar en el que el italiano se había inspirado.

Años antes, la aparición de Rayuela había sido deslumbrante. La historia, si es que tiene una sola, empieza en París y termina en Buenos Aires, ciudades entre las que el autor divide sus amores. Según Carlos Fuentes, Rayuela es "una novela de puentes entre lo perdido y lo recuperable que se inicia bajo los arcos del Sena y culmina sobre unos raquíticos tablones que unen las ventanas de una pensión en Buenos Aires".

No es fácil decir que Rayuela es La Novela Latinoamericana, porque compite con otras notables, pero sin duda es la primera que se hace desde fuera para los de dentro y para los de todas partes. Es síntesis de muchas culturas.

Cortázar no es un autor argentino en el sentido que describa sólo las costumbres o historias de ese pueblo. De hecho, nunca escribió obras de corte folclórico, histórico o político; quizá una excepción notable sea El libro de Manuel.

En Guadalajara, en el homenaje que le rindieron, entre otros, García Márquez, Carlos Fuentes, Eloy Tomás Martínez y José Saramago, este último señaló que Rayuela no es lo que más le gusta de Cortázar, es una novela que no se sabe dónde está, una vez que se puede organizar de todas las formas posibles. Para Saramago, lo mejor de Cortázar son los cuentos.

El portugués tiene razón. En materia de apreciación artística y, sobre todo literaria, cada quien es libre de tener sus preferencias, sus acuerdos y desacuerdos. Hay, sin embargo, un convenio básico, la obra de Cortázar es entrañable, bella y se puede leer y disfrutar sin importar la nacionalidad o la cultura particular a la que uno pertenezca.

La celebración de la muerte -si es que se puede celebrar la muerte- del...

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