Sergio Elías Gutiérrez / Publicidad engañosa

AutorSergio Elías Gutiérrez

En 1975 Luis Echeverría promovió la Ley de Protección al Consumidor. Ésta pretendía proteger a los consumidores de los productores y distribuidores de bienes y servicios.

En ese sexenio (1970-1976) terminó el periodo del "desarrollo estabilizador", con elevado crecimiento económico, estabilidad de precios y del peso frente al dólar. La inflación, por primera vez en años, rebasó los dos dígitos. Como consecuencia vino la devaluación anunciada en el último Informe de Gobierno.

La ley creó la Profeco y el Instituto del Consumidor, que años después se fusionaron. La Procuraduría vigilaba el respeto a los precios oficiales que aún existían, y que los pesos y medidas de los bienes fueran correctos. El Instituto hacía campañas de difusión.

En 1992, se expidió una nueva ley. Con la apertura comercial, la Profeco pasó a ser un órgano de orientación y sólo en ciertos aspectos de defensa del consumidor. En esa ley se señaló que la publicidad debería ser veraz y se estableció la prohibición de la publicidad engañosa o abusiva.

El Artículo 32 señala: "Se entiende por publicidad engañosa o abusiva aquella que refiere características o información relacionadas con algún bien, producto o servicio que pudiendo o no ser verdaderas, inducen a error o confusión al consumidor por la forma inexacta, falsa, exagerada, parcial, artificiosa o tendenciosa en que se presenta".

La legislación sólo se refiere a la publicidad del sector privado, por ejemplo productos milagro y alimentos chatarra, pero sin considerar la de los entes públicos.

Consumada la reforma energética que deja atrás 75 años de monopolio estatal, y pasa a una apertura casi total, el Gobierno emprendió una intensa campaña publicitaria para convencernos que bajarán los "precios" de las gasolinas y de la energía eléctrica.

En estos bienes, no se trata de precios, sino de tarifas, ya que el único proveedor es el Estado y éste las fija sin limitaciones, dado el monopolio en ese sector.

El Gobierno busca apoyo a un hecho consumado engañando al consumidor de que, con la reforma, pronto bajarán los precios de los energéticos, siendo la realidad de que se requieren varios años para que se vean, si se dan, los resultados de esa reforma. Entonces se podría reducir el "precio", es decir...

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