Sergio Aguayo / ¿Qué sigue?

AutorSergio Aguayo

Si liberamos a la captura de El Chapo de frivolidad y farándula aparece nítida la pregunta central e inevitable: ¿qué sigue?

Depende del diagnóstico. En palabras del presidente Enrique Peña Nieto la detención fue el "resultado del trabajo conjunto de las corporaciones de inteligencia, seguridad y procuración de justicia del Estado mexicano". Su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, le dio un giro cortesano a la interpretación y adoptó el tono de cuentacuentos: Y "es así como el presidente Enrique Peña Nieto cumple con hechos su compromiso con las y los mexicanos". Si este dictamen fuera correcto todos los problemas se resolverán si nuestro mandatario sigue cumpliendo y el gabinete de seguridad trabajando.

Se trata de una versión incompleta de la realidad. El análisis empobrece porque se extralimitaron en el autoelogio e hicieron a un lado factores tan relevantes como los errores cometidos por El Chapo. ¿Cómo se le ocurrió al legendario capo meter en su nido de águila a dos artistas con sus asistentes para lavar su imagen y conquistar a la guapa intérprete de La Reina del Sur? La mezcla de soberbia y omnipotencia es ponzoña pura. Acorralado y prófugo Pablo Escobar Gaviria seguía hablándole a su hijo creyendo que sus sistemas de comunicación telefónica eran impenetrables. No lo eran y fue ejecutado en un tejado de Medellín, Colombia.

Es por ello que la detención no hizo mella sobre el escepticismo. Según una encuesta de BGC-Excélsior, 60% de la población sigue estando en desacuerdo "con la manera" como el Presidente maneja el combate al crimen organizado y 61% piensa que El Chapo se volverá a fugar (Excélsior, 11 de enero de 2016).

La reacción de un país al crimen organizado tiene tres etapas que ejemplifico con Estados Unidos: 1) negaron la existencia de la mafia entre 1931 y 1957; 2) reconocieron su peligrosidad cuando en 1957 se hizo pública una cumbre de gánsteres en Apalachin, Nueva York; y, 3) consensaron una política y aprobaron leyes que llevarían, en la década de los años ochenta, a la fragmentación de las "familias". México negó primero y reconoció después al crimen organizado. Estamos siendo incapaces de transitar al tercer nivel.

La razón principal es que los presidentes mexicanos se han empeñado en monopolizar la interpretación y la política sin escuchar a la sociedad. Doy tres ejemplos. En 1987 Miguel de la Madrid simplemente declaró que el narcotráfico era el principal riesgo para la...

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