Sergio Aguayo / La radiografía

AutorSergio Aguayo

El encontronazo entre Jaime Cárdenas y el Presidente en torno al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, Indep, es una radiografía mostrando el cáncer que carcome a la Cuarta Transformación.

Cárdenas es un jurista íntegro, decente y transparente, que ha acompañado con lealtad y, durante muchos años, al ahora Presidente. Es creíble su alegato sobre el desorden y la corrupción al interior del Indep. Fue preciso en sus señalamientos sobre el saqueo hormiga, los contratos lesivos y el manoseo del cheque para la rifa del avión por 2 mmp entregado al Indep por la Fiscalía General de la República. Está pendiente el esclarecimiento de la responsabilidad del anterior director, Ricardo Rodríguez Vargas.

El Presidente dio una versión totalmente diferente. Responsabilizó a Cárdenas de blandengue, porque tenía que "limpiar, pero no le entró". Ridiculizó y negó los señalamientos: "un asunto politiquero", "no hay nada de qué preocuparnos", "ninguna anomalía me han reportado". Lo más revelador de su alegato fue el exabrupto de indignación y enojo: en su gobierno "¡no pueden existir anomalías!". Atrincherándose, pidió "lealtad a ciegas al proyecto de transformación" y cerró con una proclama inquietante: como lo importante es la justicia, se justifica hacer a un lado la "maraña de normas" estorbosas.

Cárdenas le respondió con entrevistas. La más claridosa se la dio a René Delgado del Grupo Reforma: "creían que yo iba a tener una obediencia total, ciega". En lugar de ello, exigió respeto a las normas, intentó hablar con el Presidente y se acercó a su secretario, Alejandro Esquer, para solicitar la autorización y despedir a 78 empleados del Indep. Nunca le respondieron, pero fue perdiendo la estima presidencial, quien le llamó "la atención [de] manera pública".

Cárdenas reivindica su integridad y el método seguido. Es enfático al asegurar que sí está "hecho para el servicio público" y luego confirma que el Presidente "tiene algunos prejuicios. Piensa que los académicos tenemos una muy buena vida y que no trabajamos" cuando "los que venimos de la academia estamos acostumbrados a la reflexión, al diálogo [y a] ver los matices" de los asuntos. Con el ataque a los fideicomisos, el Presidente confirma su rencor hacia la academia.

Los principales cuadros de la 4T respondieron con silencio al encontronazo. Ni los habituales en las redes sociales, ni la comentocracia de la 4T, mencionaron el asunto o se pronunciaron a favor...

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