Sergio Aguayo Quezada / Legítima defensa

AutorSergio Aguayo Quezada

Quienes gobiernan México y Estados Unidos no pueden frenar el contrabando de armas que alimenta las hogueras de criminalidad en México y América Central. Un tema ideal para un nuevo tipo de acción ciudadana.

Calderón tiene un diagnóstico certero. El presidente mexicano ha demostrado su comprensión de los resortes que mueven el tráfico de armas. En el siguiente párrafo sintetizo su razonamiento con frases tomadas de diferentes discursos:

"La prohibición de armas de asalto (Assault Weapons Ban) expiró en 2004" y la "violencia [en México] empezó a crecer desde 2005" porque los "narcos empezaron a recibir armas más poderosas". De las armas incautadas al "menos 85% fueron vendidas en una tienda de armas en Estados Unidos". Con esa evidencia Calderón levantó el índice para lanzar un "yo acuso a la industria armamentista norteamericana de [causar] miles de muertes que están ocurriendo en México". Por ello solicita a Estados Unidos una "ley que prohíba la venta de armas de asalto".

Obama quiere pero no puede. El 11 de julio la Procuraduría de Estados Unidos reconoció la "existencia de un problema de tráfico ilegal de armas a México". Como la Segunda Enmienda constitucional permite la compra y tenencia de armas, su gobierno desea establecer controles en los estados fronterizos a la "venta múltiple de [algunos] tipos de rifles a la misma persona durante un periodo de cinco días". Un paso simbólico pero insuficiente. En todo caso, dos días después los republicanos en la Cámara le quitaron fondos a la medida amparándose en nimias excusas y en el dogma de la Segunda Enmienda constitucional. En la situación actual, comenta el representante demócrata Jim Moran, una sola persona puede comprar sin problemas mil rifles de asalto en el lapso de cinco días.

La poderosísima National Rifle Association (NRA) anunció que interpondrá recursos legales en contra de la decisión de Obama. Conviene exponer aquí el razonamiento de este sector tomando un discurso del vicepresidente de la NRA, Wayne LaPierre, el 11 de julio ante las Naciones Unidas: "la base de nuestra libertad es la Segunda Enmienda", aseguró, porque tener acceso a las armas permite "defenderse a sí mismo, a la familia y al país". Después añadió que ni las "Naciones Unidas ni otras influencias externas tienen la autoridad para interferir en [las] libertades" estadounidenses. Olvida que sus libertades han contribuido a la muerte de 50 mil mexicanos y decenas de miles de centroamericanos. Éste es un claro...

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