Sergio Aguayo Quezada / 'Juggernauts'

AutorSergio Aguayo Quezada

En la India está la raíz del término juggernaut: "fuerza irrefrenable que en su avance aplasta o destruye todo lo que se interponga en su camino". Ese vocablo, nacido del sánscrito, se ha convertido, con el paso de los siglos, en sinónimo de organización impecable e implacable... como la de Barack Obama.

El movimiento tejido por el nuevo presidente de Estados Unidos ha sido correctamente calificado como juggernaut político. Por las implicaciones que tiene un fenómeno que atraerá investigadores de todas las disciplinas, elaboro algunos apuntes que permitan entender, al lector interesado, algunos de los rasgos que lo hacen distintivo. Me referiré, ¡qué remedio!, a la mil veces mencionada incorporación de la revolución tecnológica a la política; luego discutiré la menos visible reinvención del lenguaje progresista o la fusión de algunos modos de los organismos civiles a la campaña.

El renovador debe encontrar interlocutores. Barack Obama pensó en la juventud y para sensibilizarse a su manera de ver al mundo tiene, como su asistente personal (una especie de valet), a un joven que entre sus funciones tuvo poner al día al candidato sobre los usos y costumbres de ese sector de la población. La cotidianidad de las nuevas generaciones está fundida con la tecnología, y ésta fue utilizada intensiva y masivamente, para difundir ideas, comunicarse, organizarse y recolectar pequeños donativos.

En los últimos meses construyeron un nuevo sistema circulatorio para la política; por él fluyeron mensajes de texto en celular, publicidad incluida en videojuegos, el contenido de páginas y blogs saturados con información sobre la campaña, Facebook y Myspace, etcétera, etcétera, etcétera. El mensaje venía empaquetado con el desenfado propio de la juventud.

Una innovación menos aparente fue la transformación del lenguaje progresista o de izquierda. En Estados Unidos la derecha había puesto tan a la defensiva a los liberales que el término era peyorativo. Eso se acabó. Obama es la expresión más acabada del arte de presentar ideas conocidas con una envoltura diferente. El candidato afroamericano no hablaba de pobres sino de clases medias, no exorcizaba con indignación a la discriminación sino que prometía dignidad y trato justo a los marginados. Los puristas probablemente condenen la utilización de eufemismos; son los adecuados para convencer a una sociedad centrista y conservadora.

La campaña de Obama también incorporó rasgos de la cultura de los organismos civiles...

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