Sergio Aguayo Quezada / El arte de envejecer

AutorSergio Aguayo Quezada

Hay biografías individuales que merecen comentarse porque tienen bifurcaciones hacia temas de interés colectivo. Mariana Frenk-Westheim nació en el Siglo 19 y en este 4 de junio del Siglo 21 cumple 105 años. Una vida larga y plena que justifica algunos comentarios sobre la historia y el arte de vivir, tema relevante para una sociedad que, como la nuestra, envejece a pasos agigantados.

Una forma de hablar de Mariana es tomando capítulos de su vida como las flechas que conducen a conflictos que han cincelado el ascenso del vecino del norte a la categoría de superpotencia. En 1898 -año en que nació la homenajeada- Estados Unidos aplastaba la resistencia española en una guerra librada para arrebatar a Madrid influencia y territorios. 105 años después, la España de José María Aznar busca recuperar protagonismo aliándose a Washington en la guerra contra Iraq.

Entre ambas guerras, el hilo conductor ha sido una estrategia de dominación e influencia bastante original en el momento de su surgimiento. A diferencia de los imperios europeos, a Estados Unidos no le interesaba ocupar territorios; lo que buscaba era tener el poder y la influencia para defender sus intereses imponiendo lineamientos a las naciones del mundo sobre la corrección económica, política, ideológica y cultural (los documentos que mejor capturan estas ideas son las "Notas de las Puertas Abiertas" elaboradas por el Departamento de Estado en 1899 para exigir que China se mantuviera abierta al comercio mundial).

Pese a que hay similitudes en la estrategia estadounidense de 1898 y 2003, también hay profundas diferencias. La principal es que en el último siglo ha surgido un movimiento universal que busca contener las expresiones más negativas y groseras que tiene el uso de la fuerza.

Mariana Frenk ejemplifica de varias maneras la resistencia frente a la barbarie. Estaría, en primer lugar, su testimonio de vida. Por ser judía abandonó su natal Alemania para escapar de la irracionalidad Nazi. México la recibió en 1930 con esa generosidad que ha caracterizado nuestra política de asilo.

Mariana se fundió con el país donde ha desplegado una larga y fructífera carrera como traductora, profesora y promotora de la cultura. Entre sus logros está haber ayudado a difundir la idea de que las piezas arqueológicas son arte, lo que fue otra forma de fortalecer la autoestima nacional. Mariana también regaló a México dos hijos, Margit y Silvestre, 10 nietos y 28 biznietos que han fertilizado las artes...

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