Sergio Aguayo / La hora ciudadana

AutorSergio Aguayo

Pese a lo deteriorado de la situación y a lo generalizado de las quejas, existen motivos para la esperanza.

La ciudadanía deseosa de participar en la vida pública tiene ahora más instrumentos para defenderse que en los años 60. Contamos con grandes cantidades de información que permiten tener una buena comprensión de la realidad, lo que es indispensable para sustentar las críticas públicas para, en caso de utilizar los códigos adecuados, acceder a los medios de comunicación y difundir las reivindicaciones. Es igualmente posible -aunque bastante costoso y lento- utilizar medios legales y encontrar personas en gobiernos y partidos dispuestas a escuchar y atender las peticiones ciudadanas.

Si estamos mejor, se preguntará el lector, ¿por qué es tan monumental la indiferencia e insensibilidad del político? En parte viene de una salida cómoda: es más fácil desahogarse y vociferar que hacer la inversión de mediano plazo para proponer soluciones y llevarlas a la práctica. También influye que buena parte de la ciudadanía consciente -que en México son dos de cada 10 adultos- todavía desconoce la gama de recursos a su disposición. Me apropio en esta ocasión del estilo de los motivadores de moda, para enumerar tres formas de exitosa incidencia en la vida pública.

Darle un peso justo a las elecciones. Quienes a la hora de las botanas despotrican contra políticos y partidos al grito de "¡todos son iguales!", los encontramos a la hora del postre entusiasmados sobre las posibilidades de fulano o zutana en las elecciones presidenciales de 2012. Es parte de la condición humana trasladar a un gran timonel (o con quien parezca serlo) la responsabilidad de cumplir con los sueños colectivos. Los liderazgos por supuesto importan, pero en esta ocasión son insuficientes; es tan profunda nuestra crisis que ninguno de los que pueden llegar a Los Pinos tiene la capacidad para resolverla y eso se refleja en la pobreza propositiva de los aspirantes en el tema de la seguridad.

Es más razonable aceptar que lo electoral tiene un papel limitado, lo que se debe en buena medida a una partidocracia mediocre que monopoliza y controla los accesos a la vida pública. En otras palabras, los conscientes que al final superen el impulso a la anulación del voto y se decidan a visitar la urna en 2012 tienen que complementar ese peregrinaje con una participación cotidiana, paciente y persistente.

El camino de lo concreto. En las condiciones actuales, se ve imposible modificar a fondo las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR