Sergio Aguayo / La DEA y Allende

AutorSergio Aguayo

El INAI debe opinar sobre el espionaje a periodistas y defensores.

Ginger Thompson revela, en un extraordinario reportaje para ProPublica y National Geographic, que funcionarios mexicanos y estadounidenses provocaron, con su frivolidad y/o corrupción, la desaparición de 60 personas en Allende, Coahuila, en marzo de 2011.

A partir de 2007 Los Zetas tomaron control del norte de Coahuila. El presidente municipal de Piedras Negras, Fernando Purón, lo resume: "se apoderaron de todas las actividades comerciales [...] tráfico de drogas y de armas [...] compañías y negocios en el sector de servicios, en bienes raíces, en la construcción". Quienes se resistían o estorbaban eran asesinados o desaparecidos. Por debilidad o complicidad los alcaldes, el gobernador y la Federación lo aceptaron.

Toneladas de drogas estaban entrando a Estados Unidos por Piedras Negras y la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), fiel a la estrategia de su país, se propuso descabezar la estructura criminal encabezada por los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, el Z40 y Z42 (se brincaron el Z41 por la homofobia tan común en esos grupos). La DEA chantajeó a lugartenientes de los capos y obtuvo los números de identificación que permitían rastrear los teléfonos celulares de la cúpula criminal.

El Z40 y Z42 hubieran sido atrapados en 2011 pero un jefe de la DEA envió los números a la Unidad de Investigaciones Sensibles de la Policía Federal "pensando que tenían un amigo allí en quien podían confiar". Dicha Unidad dependía de la Dirección de Operaciones Antinarcóticos, que tenía tres supervisores comandados por un subdirector, que dependía de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública y hombre de confianza de Felipe Calderón. Uno de ellos informó a Los Zetas del riesgo que corrían.

Los Treviño Morales decretaron la muerte de los traidores y de sus familiares y empleados. Entre los municipios castigados estuvo Allende (una ciudad de 23 mil habitantes cercana a Piedras Negras) donde desaparecieron a 60 hombres, mujeres y niños. Ginger Thompson documentó que "las autoridades estatales" recibieron unas "250 llamadas de personas" que informaban de la violencia o pedían ayuda. Ninguna autoridad les hizo caso.

Los gobiernos de México y Estados Unidos envolvieron la tragedia con un pesado sudario de silencio y cinismo. En México han sido detenidos una docena de actores secundarios; ninguno "ha sido acusado de...

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