Sergio Aguayo / El Cisen y el AGN

AutorSergio Aguayo

A los archivistas, guardianes de nuestra historia.

El gobierno de Enrique Peña Nieto piensa que controlando la información resolverá los grandes problemas nacionales. Esa creencia lleva a excesos como el que está cometiendo la Secretaría de Gobernación y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en el Archivo General de la Nación (AGN).

Quienes leyeron La Charola saben que en el año 2000 el Cisen me autorizó a consultar los documentos de la mítica Dirección Federal de Seguridad (DFS). En 2002 ese material se hizo público gracias a Adolfo Aguilar Zinser, el consejero de Seguridad Nacional de Vicente Fox, muerto hace una década.

En el primer semestre de 2001 parecía que Fox sí crearía una comisión de la verdad sobre derechos humanos y otra sobre corrupción (aprobó los proyectos pero luego los archivó). Mientras elaborábamos ese proyecto informé a Adolfo que gracias al archivista de la DFS, Vicente Capello y Rocha, el acervo estaba organizado ¡y completo! Adolfo entendió su importancia y en julio concertó un breve encuentro con Fox. Le expliqué al Presidente la trascendencia de salvar el acervo para depositarlo en el AGN. Fox instruyó a Aguilar Zinser que lo salvaguardara y el 19 de febrero de 2002 se hizo la entrega formal al AGN de 4223 cajas con los archivos de la DFS y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales.

El Cisen puso como condición que Capello coordinara a los empleados del Cisen que manejarían el acervo en la Galería 1 del ex Palacio Negro de Lecumberri. En ese momento era una petición razonable porque sólo Capello entendía la compleja lógica de esa colección. Trece años después el Cisen sigue controlando la forma como se consultan esos papeles, lo cual es una sinrazón. En febrero de este año la responsable de la Galería 1, María Elizabeth Tecuatl Quechol, informó de un día para el otro que ya no se permitiría consultar directamente las fichas catalográficas (tarjetitas escritas a máquina) que son la llave para acceder al fondo documental.

Es una decisión absurda por dos razones. La primera tiene que ver con la importancia de la colección. Siempre pensé que los principales beneficiarios de esos documentos fueron las víctimas de la represión o sus familiares. Aurora Gómez Galvarriato (directora de el AGN entre mayo de 2009 y septiembre de 2013) corrigió mi percepción en el transcurso de una larga plática.

Es una colección excepcional porque hay muy pocos fondos documentales en los...

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