Sergio Aguayo / Cambiar

AutorSergio Aguayo

Las palabras son brújulas que orientan el análisis. En su Primer Informe de Gobierno, Enrique Peña Nieto mencionó en 68 ocasiones cambio, transformación y reforma, pero nunca hizo referencia a la incómoda corrupción.

El Presidente se trepó al pedestal de los reformadores desde donde entonó el himno al cambio. Defendió su estrategia de "enfrentar múltiples desafíos al mismo tiempo", porque la "ventana de oportunidad para superarlos está abierta". También convocó a la tarea colectiva de mejorar a México: "tenemos 120 días para que 2013 sea recordado como un año de grandes transformaciones".

Hay que reconocerle su audacia y el haber consensuado con los diversos, en nueve meses, más renovaciones que las obtenidas en 12 años de panismo. Se justificaba entonces que presumiera la mejor coordinación en el área de la seguridad, las reformas en telecomunicaciones y la educación y el anuncio de que ya vienen marchando las tres hermanas: las modificaciones a las leyes sobre energía, fiscalidad y finanzas.

El Informe tiene cinco apartados. El dedicado a la reforma educativa fue el más aplaudido y el que mejor ejemplifica los límites del reformismo. Cuando Peña Nieto se subió al podio ya había un acuerdo entre las élites políticas y al menos una parte de los maestros de la CNTE, que recibieron un trato exquisito del Presidente: después de un leve jalón de orejas ("las minorías deben respetar la democracia"), los justificó por venir de estados donde hay "pobreza, marginación y atraso". Después sacó la zanahoria con el Presupuesto de Egresos 2014, donde habrá un "programa especial de apoyo a la enseñanza". Fluirá más dinero para la educación y no se divulgará el contenido de las evaluaciones individuales. Es probable que se vaya reduciendo el conflicto magisterial.

La evolución de la reforma educativa confirma que el poder está repartido y que los cambios llegan hasta donde alcanza la interacción de la voluntad presidencial con los intereses y proyectos de los partidos, los poderes fácticos, la sociedad organizada y los actores internacionales. Desde este panorama: ¿cuáles son las perspectivas de las reformas que se intentarán durante los próximos cuatro meses?, ¿tendrán la profundidad que el interés nacional demanda?

Hay ausencias que deslumbran. La más notable es que para el actual Gobierno no existe la palabra "corrupción", que debilita o nulifica cualquier transformación. Mientras el Presidente leía el Informe, la prestigiosa Red por la Rendición de...

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