Sergio Aguayo / La amnistía

AutorSergio Aguayo

La hipotética amnistía a los capos del crimen organizado evidenció la ferocidad que tendrán las campañas y la proliferación de ideas sueltas que carecen de una estrategia general que le den sentido.

Cuando Andrés Manuel López Obrador esbozó la posibilidad de una amnistía se abrieron las compuertas de las descalificaciones: "loco", "locura", "para atar", "desastre", "ocurrencia", "claudicación", "error", "disparate", etcétera. En una entrevista para el noticiero de Carlos Loret de Mola en Televisa, René Delgado hizo un señalamiento que me parece fundamental: las "campañas son para debatir los problemas que aquejan al país, pero en cuanto alguien hace una propuesta, se le van encima".

El lodo es inevitable en las competencias electorales pero también es un recurso que sirve para ocultar deficiencias. Ningún aspirante a la Presidencia -López Obrador incluido- nos ha presentado una propuesta integral sobre cómo enfrentar el entramado criminal. Por lo general, sueltan ideas relacionadas con el ámbito de la seguridad y la justicia -amnistía, aumentar salarios a la policía, crear cuentas en Facebook, etcétera- sin relacionarlas con las otras arterias que alimentan la violencia criminal.

Algunos analistas han sugerido que López Obrador esbozó la posibilidad de una amnistía en Guerrero, entidad profundamente herida por la violencia, para hacerle un guiño a esa parte de la sociedad que forma parte del entramado social que sustenta la delincuencia. Guste o no, hay una parte importante de la sociedad mexicana -dependiendo del municipio oscila entre 20 y 30%- que tiene valores contrarios a la legalidad. Sin embargo, el Estado mexicano ha preferido ignorar este frente de batalla y la variable cultural es dejada al garete.

Entre los ejemplos que podría presentar está un concierto en el Michoacán controlado por los Caballeros Templarios. En febrero de 2014 todavía dominaban aquel estado los famosos capos Nazario Moreno, El Chayo, y Servando Gómez, La Tuta. Pese a ello, el gobierno estatal (priista) rentó el Pabellón Don Vasco de su propiedad para un concierto que duró diez horas. Mientras las policías del estado y el municipio cuidaban del orden, por el escenario desfilaban las luminarias del narcocorrido. Entre otros, Los de la A, Calibre 50 y Alfredo Ríos, El Komander, hicieron una "apología de la violencia y el crimen" que prohíben las leyes. Embriagado de la emoción, un intérprete lanzó un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR