Sed del más allá

AutorAlejandro Dungla

Honrar a quienes ya no están es el meollo del Día de Muertos, festividad nombrada, en 2003, Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En esta celebración, la comida y la bebida se encuentran en rituales que mezclan herencia prehispánica y creencias católicas.

"En Oaxaca se tiene la tradición, como en muchas partes del País, de montar el altar de muertos en conmemoración a los difuntos. Ellos vienen a las casas para comer y visitar a los vivos", explica Alam Méndez, chef de Pasillo de Humo.

Según la costumbre, los llegados del más allá necesitan mitigar la sed tras un largo recorrido; así, el agua es elemento básico en las ofrendas, aunque no el único.

"Lo común es poner las bebidas que más les gustaban: una cerveza, un mezcal o un cafecito de olla con piquete", agrega el cocinero.

Además del atole y el chocolate, en los altares persisten las figuras de amaranto, los frutos, los tamales y el pan, a veces coloreados de rojo, tono que representa la muerte en distintas cosmovisiones indígenas.

"En Oaxaca hacemos tamalitos, mole negro, calabaza en tacha y todo se deja en el altar ¿Pero quién se lo come? Los vivos; este día es una fiesta para...

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