El secuestro a migrantes centroamericanos: la actuación del Estado mexicano y la sociedad civil
| Autor | Juan Pablo Silva Medina |
| Páginas | 1-26 |
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El secuestro a migrantes centroamericanos: la actuación del Estado mexicano y la sociedad civil
Juan Pablo Silva Medina
Introducción
El presente artículo surge como una necesidad personal de compartir la experiencia y el conocimiento adquirido después de vivir seis meses, de enero a julio del 2010, en Tierra Blanca, Veracruz, México, colaborando como voluntario en la reapertura de un albergue para migrantes centroamericanos.
La intención que se pretende es brindar una explicación, además de difundir información relevante, acerca del complicado fenómeno migratorio que se vive en la actualidad en nuestro país, profundizando en el tema del secuestro a migrantes centroamericanos. Cada día migrantes centroamericanos son víctimas del delito de secuestro en territorio mexicano, esta práctica, calificada como sistemática y generalizada, por organismos de defensa y protección de derechos humanos, tales como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C., Frontera con justicia, A.C., Humanidad sin fronteras, A.C., Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios, solo por mencionar algunos, ha comenzado aproximadamente desde hace tres años, y la respuesta del Estado mexicano para enfrentarla no ha sido la adecuada.
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A pesar del esfuerzo y las acciones de la sociedad civil, el Estado no parece interesarse en impulsar las gestiones necesarias para prevenir los riesgos reales e inminentes de los cuales, todos los migrantes son víctimas potenciales. La colusión de las autoridades con las bandas del crimen organizado que perpetúan este delito, crean una atmosfera de impunidad, desconfianza del sistema legal y otros factores, que hacen imposible, para un migrante, presentar una denuncia sin temer después represalias por parte de los mismos agresores.
El secuestro a migrantes en territorio mexicano ha sido calificado por comisionados de organismos internacionales como una verdadera tragedia humanitaria, esto, en razón del alto índice de victimas revelado por el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, así como por las distintas vejaciones físicas y psicológicas que puede sufrir un migrantes a través del delito del secuestro, pues los migrantes que han sido secuestrados, no solamente son víctimas de la privación a la libertad, sino también son víctimas de muchas otras violaciones a sus derechos humanos, tales como el derecho a la integridad física y psicológica, el acceso a la justicia, la igualdad y no discriminación, la protección y garantías judiciales, y en algunas ocasiones, el derecho a la vida, solo por mencionar algunos.
El papel de la sociedad civil es y ha sido fundamental en los avances que se han logrado para fortalecer una travesía digna del migrante indocumentado, llevando a instancias internacionales la exposición de esta situación, con el deseo de encontrar una respuesta que traiga consigo acciones para la solución del secuestro, sin embargo, la dimensión del problema, hace que sus acciones no sean suficientes para atacar de fondo la situación actual.
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Contexto de la migración centroamericana por México
Centroamérica, al igual que casi todos los países del resto de Latinoamérica está pasando por graves momentos de depresión económica; como resultado, miles de personas se han visto en la necesidad de migrar a otros países, la mayoría con el propósito de encontrar un trabajo que pueda proporcionarles una vida digna y la capacidad de cubrir necesidades básicas para ellos y sus familiares.
En su mayoría, los migrantes centroamericanos tienen como objetivo llegar a Estados Unidos de América para vivir el sueño americano; sin embargo, ese sueño se convierte frecuentemente en una pesadilla cuando en su trayecto se ven obligados a atravesar territorio mexicano.
México es un país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes; por este motivo la migración alcanza grandes dimensiones: en los últimos cinco años han emigrado a Estados Unidos más de dos millones de mexicanos, en tanto que más de 800 mil migrantes de otros países, sobre todo de Centroamérica, han recorrido total o parcialmente el territorio nacional en ese mismo periodo, con la intención de llegar a Estados Unidos.1
Sin embargo, la migración de personas centroamericanas en tránsito por México ha adquirido nuevos niveles de complejidad en términos de composición, rutas y destinos, así como en los retos que los migrantes deben afrontar en una región de la cual no son originarios.2
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Las personas en situación migratoria, son consideradas en la actualidad como uno de los grupos más vulnerables, ya que frecuentemente son víctimas de violaciones a sus derechos humanos por parte de servidores públicos, la delincuencia común y organizada, y en algunas ocasiones los particulares.
Su situación es sumamente peligrosa pues se ven obligados a viajar en transportes de alto riesgo, desconocen las zonas por las que pasan, utilizan caminos de extravío y lugares solitarios, pernoctan en sitios abiertos, desconocen las leyes del país donde se encuentran, evitan el contacto con cualquier agente del Estado, no conocen sus derechos o prefieren no ejercerlos si ello implica ser visibles y no saben ante qué autoridad acudir en caso de ser necesario.3
Los problemas para los migrantes centroamericanos comienzan a partir de su salida en forma irregular de su país, pues las autoridades del Estado originario, al igual que las del Estado receptor desconocen la situación migratoria de esa persona, dejándolos así en un estado de invisibilidad.
En el mismo sentido, las zonas utilizadas por los migrantes para ingresar a México se han convertido en territorios donde hay frecuentes abusos a personas migrantes. Gracias a diversos testimonios de migrantes centroamericanos, es bien sabido que en muchas ocasiones, agentes del Instituto Nacional de Migración, la policía de distintos ámbitos de gobierno y la delincuencia común y la organizada, cometen actos delictivos hacia los
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migrantes centroamericanos, frecuentemente acompañados de violencia, con la finalidad de robar las pocas pertenencias que llevan consigo.
Desgraciadamente, la delincuencia común y la organizada han visto a los migrantes como un botín y los han hecho victimas de todo tipo de abusos,1
tales como robos y asaltos, que incluyen disparos con armas largas, actos violentos que los despojan de toda dignidad humana y de toda seguridad emocional.
Cuando los migrantes centroamericanos llegan al primer acceso a las vías férreas, miembros de la delincuencia organizada cobran en promedio doscientos pesos a cada migrante para otorgarles el permiso de subir al tren; una vez en marcha, el tren es asaltado por los mismos miembros de la delincuencia organizada.
Durante su travesía los migrantes padecen a cada paso el peligro de ser extorsionados, amenazados y humillados. En el caso de mujeres y niños, la situación se ve agravada, pues en lo que respecta a las mujeres son frecuentemente víctimas de abusos sexuales, venta sexual o prostitución forzada. Los niños por su parte viven de una manera particular las condiciones de violencia a las que se enfrentan durante su camino.
Su situación de indocumentados hace que los migrantes se alejen de la autoridad y de todo recurso que pueda garantizar su acceso a la justicia. Prefieren aguantar todo tipo de maltratos y olvidar todo lo ocurrido con tal de cumplir su meta, llegar a Estados Unidos y a la búsqueda de una vida digna para ellos y sus familiares.
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Contexto del secuestro de migrantes centroamericanos
Muchas personas que han tomado la decisión de migrar son personas despojadas de una vida digna: la pobreza, la disparidad de salarios, el desempleo, los diferenciales en expectativas de vida, y la brecha educativa, que es cada vez mayor, son factores determinantes2que obligan a las personas a probar suerte en otros países.
En el año 2009, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), presentó el “Informe especial sobre los casos de secuestro en contra de migrantes”; el informe, que comprendió un periodo de seis meses, de septiembre del 2008 a febrero del 2009, expuso datos aproximados de esta terrible realidad con la que se enfrentan miles de personas día a día.
La investigación fue realizada con el apoyo de los albergues y casas de migrantes que conforman la Red Nacional de Agresiones a Migrantes3, las que se dieron a la tarea de recabar testimonios de víctimas de secuestro, así como de presentar diversas quejas ante la CNDH. De esta manera, fue posible conocer 9 758 casos de migrantes víctimas de este delito, la inmensa mayoría practicada por bandas del crimen organizado, Sin embargo, también se señaló que el secuestro de migrantes era una práctica de mayores dimensiones que las presentadas en el informe.
Según diversos testimonios de migrantes recogido en distintos albergues y casas para migrantes centroamericanos, el modus operandi de las bandas que cometen el delito de secuestro inicia cuando el tren está en movimiento, o cuando los migrantes están esperando la salida del tren, pues grupos de
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personas fuertemente armadas obligan a los migrantes, a punta de pistola y golpeándolos, a subir en camiones o camionetas para después ser trasladados, padeciendo hacinamiento, hasta las “casas de seguridad”, término utilizado para designar para los lugares donde se encuentran los migrantes secuestrados. Es importante señalar que los secuestradores optan por secuestrar grupos enteros de migrantes para obtener mayor provecho de sus actividades ilícitas.
Una vez privados de su libertad, los captores cometen actos de tortura contra los migrantes con la finalidad de conseguir los números telefónicos de sus familiares, preferentemente los que vivan en Estados Unidos, y en caso de no tener familiares ahí, comienzan a buscar a...
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