Sector 3 / La sociedad civil puede dar la batalla contra el crimen

AutorAlfredo Villafranca

Dada la búsqueda de respuestas por parte de nuestras autoridades ante el crimen organizado, merece la pena recuperar algunas cuestiones al respecto de la experiencia del actual presidente de la Fundación por el Renacimiento de Sicilia, Leoluca Orlando, ex alcalde de Palermo, en su andar italiano hacia la cultura de la legalidad.

Es el testimonio del "carro siciliano", como denominó Orlando a la combinación armónica del movimiento generado por dos ruedas sincronizadas, las ruedas de la legalidad y de la cultura, una conformada por el poder de lo público y la otra por los hábitos sociales.

Esto no es simple, precisa de conciencia ética del bien común, y de su práctica cotidiana, es decir de una alta implicación cívica. Lo cotidiano tiene que ver con lo propio, lo cercano, aquello que es vivenciado en el día a día por cada miembro de la sociedad. Cualquier proceso de cambio de una cultura, ocurre a través de pequeñas historias cotidianas, a través de los pequeños y, al mismo tiempo, grandes empeños cotidianos.

Así se edificó en los 90 una valerosa autoconfrontación social desde el trabajo de la sociedad civil, a partir de madres de familia en Sicilia (valor identitario esencial de su cultura: la lealtad familiar, el respeto a la madre y a los hijos). Estas mujeres llevaron listas con el nombre de sus hijos a la prensa, publicaron nombres y direcciones de sus familias y se ofrecieron como escoltas de Leoluca Orlando, fue un alto símbolo de anhelos de cambio.

La ola de asesinatos de jueces y policías, punta del iceberg de la mafia, de una realidad casi de identidad social asesina, suicidio del propio pueblo siciliano, estereotipado internacionalmente como mafioso, pues ser de Palermo es lo mismo que ser de la mafia, llevó a la imperiosa necesidad de asumir una autocrítica severa. Entender que todos los miembros de su sociedad son agentes culturales que reproducen como cajas de resonancia su identidad corrupta, ilegal, y en suma criminal, no es simple, ya que esto implica comprender que instituciones públicas, partidos políticos, organizaciones sindicales, iglesias, medios de comunicación, empresas, autoridades, maestros, comerciantes, empleados, padres de familia, todos son en su hacer o dejar hacer responsables de dicha realidad mafiosa. Así la delincuencia...

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