Los secretos de la vid

AutorEsther González Jacques

Enviada

EZEQUIEL MONTES, Querétaro.- La cita es en las Cavas Freixenet (en el kilómetro 40 de la carretera San Juan del Río, con dirección a Cadereyta), una hacienda que se distingue por elaborar vino espumoso y que abre sus puertas al visitante para mostrar los procesos de producción del elíxir de Baco.

Enormes prados verdes, con el cultivo de uvas que el latifundio utiliza, rodean el lugar. Un ambiente con olor a uva fermentada recibe al viajero y lo acompaña hasta el pórtico de la fábrica, para invitarlo a inmiscuirse en los secretos que su interior procesa.

El vibrar de los tanques que elaboran vino, el proceso para embotellar el líquido y los cascos formados uno tras otro en espera de ser encorchados son las labores que el turista observa al caminar por los pasillos de la factoría, mientras escucha la historia que envuelve a la técnica.

La empresa, proveniente de Cataluña, España, se estableció en tierra queretana a finales del siglo 19, por considerarla con el clima apropiado para sembrar vid, la administración aún trabaja bajo mando español.

Los enigmas de la reserva

Un túnel, con una escalera de cantera y paredes de ladrillo, conduce a 25 metros de profundidad, justo al sitio en el que se esconden los misterios de las Cavas Freixenet. El frío y la oscuridad que se perciben en la estancia son las condiciones perfectas para la conservación del vino.

Por los corredores de estas bóvedas transitan los viajeros, entre barricas húmedas de roble francés donde reposa el vino. La porosidad de la madera de estos contenedores absorbe la sustancia durante los cuatro o cinco años que la almacena; el procedimiento la oscurece, sin embargo, le regala al líquido un sabor especial.

Para mejorar la...

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