Los secretos del Nobel

AutorLilian Fernández Hall

Pocos acontecimientos en el ambiente literario provocan tantos titulares en los periódicos de todo el mundo como el anuncio, por parte de la Academia Sueca, del ganador del Premio Nobel de Literatura. Año tras año, da lugar a especulaciones, expectativas y, la mayoría de las veces, desilusiones. Tampoco faltan las críticas y descalificaciones de todo tipo sobre la elección del año. Como Jorge Luis Borges, con su genial ironía, decía: lo que más sobresale de una lista de premiados son sus omisiones.

¿Por qué entonces tantas expectativas todos los años por saber a quién se le otorga el Premio Nobel de Literatura? ¿Cuál es la importancia de recibir este premio? Además, claro está, del atractivo de recibir 1.3 millones de dólares, multiplicar las ventas de una manera vertiginosa y ser traducidos a los más remotos idiomas. ¿Por qué, a pesar de ser continuamente criticado como elitista, caprichoso e ilegítimo, posee tanto prestigio? Hasta ahora, con la excepción de Jean Paul Sartre en 1964, nadie lo ha rechazado (muchos años después, Sartre se arrepintió y solicitó recibir la suma correspondiente al premio, pero le fue negada).

La idea de un premio que estimulara la creación, la investigación y todo tipo de actividad que contribuyera al desarrollo de la humanidad (1) fue concebida por el inventor y empresario sueco Alfred Nobel. La vida de Nobel es una historia apasionante, que merece un capítulo aparte. En su testamento, Nobel dejó sentadas las bases de cuáles serían los criterios para el otorgamiento de los premios, entre ellos el de literatura. Cómo se interpretan esos criterios ha sido en su inicio, y es aún hoy en día, objeto de debate y estudio. Desde su primera edición, en el año 1901, ha sido la Academia Sueca la encargada de designar al ganador anual del Premio Nobel de Literatura, siguiendo las indicaciones y el espíritu soñado por Alfred Nobel a principios del siglo antepasado.

Mucho se ha buceado en el testamento de Nobel, estudiosos han seguido los criterios de selección de la Academia y analizado su ideología a través de los años. Pero una cosa es cierta: muy pocas instituciones en el mundo, en el campo de las letras, realizan una tarea tan vasta y profunda como la Academia Sueca. ¿Que la decisión es siempre polémica? Sería extraño si no lo fuera. Todo premio literario es, en sí, caprichoso y arbitrario. ¿Quién puede erigirse en juez en el ámbito de la creación? ¿Pero por qué justamente un premio ideado por un inventor y empresario...

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