Secretos de Alemania / Ernst Jünger

AutorGuadalupe Loaeza

El personaje de este domingo, Ernst Jünger (1895-1998), peleó en el frente de la Primera Guerra Mundial, y como vivió 103 años de edad, tuvo mucho tiempo para reflexionar.

Reflexionó acerca de la vida, la cultura, la filosofía, pero, sobre todo, de sí mismo, porque fue uno de los personajes más admirados de su país. Cuando participó en la guerra, se dedicó a pensar en la paz. Como no dormía, pensaba en el sueño. Como era una época que buscaba lo racional, él pensaba en la locura. Como tenía 5 años al comenzar el siglo XX y murió en 1998, tuvo conciencia de un siglo lleno de matanzas, injusticias y guerra. Pero el mayor de los enigmas en su vida fue el hombre. Tal vez por esa razón también decidió dedicarse al comportamiento animal, escribió muchos libros de zoología y coleccionaba insectos. Entre los 40 mil escarabajos de su colección, había algunos que él había bautizado, porque nadie los había descrito antes. Quizá pensaba que había algo animal en nosotros que finalmente no podíamos vencer. Jünger se apasionaba con ciertos temas, pero el tiempo pasaba y sus pasiones se transformaban. En los años 60, experimentó con el LSD y, más adelante, vio que terminaban las utopías del siglo XX. A los 99 años, continuaba escribiendo y daba entrevistas, porque con un siglo de vida todavía le apasionaba el mundo.

Jünger fue un joven burgués que venía de una familia de profesionistas (su padre era médico en Hannover), pero él fue el típico insatisfecho, el eterno niño terrible y el joven que buscaba huir de las comodidades familiares. Quizá por estas razones le gustaban los extremos. Cuando apenas tenía 16 años, trató de huir de la vida moderna, y se unió a un grupo de jóvenes que se hacían llamar Las Aves Errantes. Era un movimiento que buscaba que los jóvenes dirigieran a los jóvenes. Eran adolescentes que sentían que la sociedad moderna no tenía alma y buscaban volar lo más lejos posible, lejos de la escuela, de los deberes con la familia y de la tecnología. Estos jóvenes se reunían para viajar al campo, declamar poemas y hacer competencias deportivas. Sin embargo, algo que los distinguió era el no aceptar mujeres, se vestían como los boy scouts, pero llevaban cargando guitarras y flores. ¿Cómo es que apenas tres años más tarde este joven pacifista se alistó en el frente de guerra? Quizá era otra manera de huir de su familia o lo cansaron Las Aves Errantes con su exagerada ingenuidad. Pero el caso es que llegó hasta Francia, en medio de los olores...

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