Secretos de Alemania / Un amor de Antonieta

AutorGuadalupe Loaeza

Estas palabras le dirigió Antonieta Rivas Mercado (1900-1931) a Manuel Rodríguez Lozano desde Nueva York, el 6 de octubre de 1929. A lo largo de varios años, Antonieta amó sin esperanza a uno de los pintores más elegantes y más refinados de México. A pesar de que algo le decía que ese amor nunca iba a poder ser, ella se aferraba a la idea que tenía de Manuel. Muchas veces se ponía a pensar en lo que significaba enamorarse de él cuando una voz muy bajita pero muy firme le advertía que no por nada este joven pintor tenía tanta familiaridad con sus alumnos. Sin embargo, era tanta la pasión que le despertaba que ella insistía, le financiaba su obra, lo relacionaba con sus amigos y hasta presumía de la intimidad que mantenían. Naturalmente, esta obsesión secreta de Antonieta no pasaba desapercibida para dos de sus mejores amigos, los poetas Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, quienes trataban de que abriera los ojos, pero también se burlaban un poquito a sus espaldas. Hasta inventaron un verbo: "rodriguezlozanear", cuando se referían a los jóvenes que sacaban todo de las mujeres a cambio de nada. Sin embargo, para Antonieta no tenía nada de chistoso su sufrimiento por Manuel. Lo que pasaba era que esta joven escritora era tan inteligente que sabía todo del autoengaño, por eso, en la misma carta, le escribió a su amado: "Uno piensa que el tiempo debiera acomodarse a favor propio, uno se abstiene de determinada hipocresía, a veces uno logra su auto-engaño".

Desde que lo vio pasar por la calle, caminando en un elegante traje gris, se enamoró de él. Ni siquiera sabía cómo se llamaba. Pero su rostro se le quedó grabado cuando lo vio alejarse por la calle. Si hubiera investigado un poquito, se habría enterado de que ese joven bajito pero muy delgado tenía poco tiempo de haber regresado de París. Allá había vivido desde hacía bastantes años, porque se había casado con la pintora Nahui Ollin, nada menos que la hija del general Mondragón, el general temerario que había sido aliado de Victoriano Huerta. Asimismo se habría enterado de que Nahui y Manuel se habían casado porque ella se lo pidió a su padre, pero todo mundo decía que Manuel se había casado básicamente por interés. Quién le iba decir a Nahui que se iba a decepcionar tan rápido de su esposo, casi llegando a París se pelearon y no volvieron a reconciliarse nunca. Pero Antonieta caía muy rápido en sus ilusiones.

En un artículo publicado en la Revista de la Universidad (XI/2011), la experta...

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