El secreto de Camilla

AutorGuadalupe Loaeza

Todavía permanece en la memoria colectiva la boda de la que muchos dijeron era un verdadero cuento de hadas. En 1981, el matrimonio de la joven y bella Diana Spencer y de Carlos, Príncipe de Gales, heredero al trono de Gran Bretaña, fue visto por 750 millones de espectadores a través de la televisión. Tres mil 500 invitados abarrotaron la Catedral de San Pablo de Londres para asistir a la ceremonia. Príncipes y cuerpos diplomáticos participaron en un largo cortejo. Todo Londres se engalanó para la ocasión. La pareja recorrió las calles en carroza, vitoreada por multitudes entusiastas y llenas de ilusión.

En cambio, la segunda boda del Príncipe de Gales, con Camilla, la que fue llamada a ser una de las bodas más tristes del mundo, se vio desde un principio llena de obstáculos y tropiezos. La boda causó demasiadas polémicas. Tanto para la corona de Inglaterra como para sus súbditos. En principio, la boda se llevaría a cabo en el castillo de los Windsor, en donde estarían invitadas 700 personas, para que los novios recibieran la bendición en la capilla de San Jorge. Pero luego comenzaron a surgir obstáculos legales, las autoridades del Palacio de Buckingham no podían permitir que el recinto real quedara abierto durante tres años a bodas más plebeyas por imperativo legal si era habilitado como escenario de la ceremonia civil. Por lo que se decidió realizar la boda civil en el Guildhall o sala consistorial del Ayuntamiento de Windsor, lugar al que todo el mundo puede asistir.

La Reina Isabel decidió no asistir a la ceremonia con la excusa de que su presencia daría a la boda un realce que su hijo quería evitar. Además, la muerte del Papa alteró los planes. Los funerales de Juan Pablo II, convocados para el viernes, obligaron a aplazar 24 horas el enlace civil que Carlos y Camilla Parker-Bowles habían previsto celebrar ese mismo día. Tanto el príncipe como el primer ministro, Tony Blair, tuvieron que asistir a Roma a los funerales de Juan Pablo II, por lo que la boda se llevó a cabo ayer, con la asistencia de apenas una treintena de personas. Por fin, Carlos y Camilla pudieron contraer matrimonio civil y recibieron la bendición informal del Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor. Posteriormente, se ofreció una recepción, ni siquiera un banquete, para 700 invitados.

La presencia de Diana de Gales flotaba en el aire y los recuerdos oficiales que aparecieron en 1981, camisetas, tazas, cucharas, carteles, postales, objetos de porcelana con la imagen de Carlos y Diana, fueron remplazados por tarjetas postales con el Príncipe y Camilla sonrientes y algunos souvenirs manufacturados de forma apresurada y que nadie compra.

¿Qué pensaría Diana de todo esto? Si de...

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