Santos libros

El niño que no lea hoy, no tendrá ningún reinoCésar Güemes

EL UNIVERSALHasta antes de renunciar a tan ingrata tarea, cada vez que al escribidor le tocaba apechugar apersonándose en la fiesta infantil (brincolín, globos, pastel, payaso, bocadillos), además del obsequio central ?un pase todo pagado para el infame cumplea-"ñerito" y sus padres a cualquiera de los no menos infames centros de diversión para familiares?, iba un libro cuidadosamente pensado para la edad del terrible infame que habría de recibirlo.

Previo speech ?la monserga esa de tomar un micrófono y desear larga vida y hablar un poco del obsequio?, el niño, que no jovencito porque hablamos de menores de 10 años ?momento en que abandonan, por fortuna, la costumbre de que sus padres hagan el gasto y el ridículo más grande de sus vidas (aunque parezcan no percatarse del asunto)? , salta de alegría con el pase al centro de diversiones y dice de inmediato, arrebatando el micro, cómo va a ir vestido y a todos los juegos que se quiere subir, y, acto seguido, maldita sea la perra suerte del escribidor, abre el envoltorio del libro (uno de los buenos, bien escrito, de excelente edición, importado, y con muchísimas páginas para que le dure el gusto al infame ser), lo mira, ve al obsequiante como si hubiera oído una grosería espantosa que involucra a su señora madre, y , todavía mostrando un ápice de civilidad, lo coloca discretamente en el pasto, lo olvida para siempre y se va corriendo con el pase aquel como bandera y detrás suyo toda la runfla de pelafustanes que ni por compasión recogen el libro al menos para darle un vistazo.

Los padres del engendro tampoco levantan el libro; ya se irá con toda la basura desechable y contamine que estas funciones generan.

Y ahí está la clave.

Luego de ver repetida con variantes todavía peores el episodio, la conclusión no es difícil; a los padres tanto la lectura como los libros les valen exactamente tres hectáreas de verdura. Y son gente de trabajo, que lo mismo poseen una tienda de abarrotes o tienen licenciaturas o ingenierías ?con títulos reales o comprados? que les han permitido adquirir un departamento, una camioneta familiar y que pagan cantidades muy serias por la educación privada que reciben sus hijos, tanto en escuelas de verdad como en las patito. Pero que son, al mismo tiempo, personas ?muchas personas, de todas las divisiones y subdivisiones socioecómicas con...

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