Los santitos y el perdón (III)

AutorDaniela Rea

SALAMANCA.- "¡Perdónenme, perdónenme!", gritaba Dulce a las mamás que aún estaban en el kínder. Habían pasado sólo 15 minutos desde que los nueve niños se habían ido con ella en la camioneta.

Sorprendía su regreso intempestivo, su grito atormentado, su semblante desecho. "¡Perdónenme, perdónenme!", gritaba a las mujeres a quienes minutos antes les había prometido traer de regreso a sus hijos, después de que festejaran su cumpleaños en su casa, ubicada en la comunidad Cárdenas, a cinco kilómetros de Las Cruces.

Las madres miraban el desaliño y la desesperación de la maestra de sus hijos. No creían.

La súplica de la maestra era en realidad un grito de auxilio. Dulce volvió al kínder "Huehuetlatolli" acompañada de Pedro Balderas, el chofer de la camioneta de gas en cilindros a quien le pidió ayuda para rescatar a los niños del canal.

Igual que las madres, Pedro no creía lo que la maestra gritaba: que el canal se había tragado a los niños. Y tampoco podía hacer mucho para averiguar y en su caso rescatar alguna criatura. Él tampoco sabía nadar. Y si el canal se había llevado a nueve niños y una camioneta, fácilmente a él también se lo hubiera comido.

En el camino a Las Cruces, sólo atinó a llamar por radio a la operadora de su empresa. "¡Llama a la Cruz Roja!", imploró.

Apenas explicó Dulce el accidente a las madres, y enseguida Lupita Huichapa, Silvia Rodríguez y Guillermina Pérez se subieron con ella a la camioneta de Pedro rumbo al canal Coria. En otras casas la noticia llegó a gritos y las otras madres de familia se trasladaron en automóviles particulares al canal de riego.

Todos recorrieron el mismo kilómetro que minutos antes habían andado Dulce y los nueve menores, en lo que era un viaje de cantos y alegría. Acá venían en silencio aunque con esperanza. Pero, la camioneta donde viajaban los niños no se divisaba por ningún lado.

Desesperadas, las mujeres bajaron de la camioneta y frente a ellas sólo vieron el estanque enorme de turbiedad y de agua quieta. Tanta calma que era difícil creer que se había comido a un vehículo con nueve niños.

Los murmullos y llantos se convirtieron en gritos. Lupita Huichapa, la mamá de Fani, lanzó uno que le reventó hasta el alma. La mujer que un día antes había cumplido 22 años, parecía una niña vencida por el dolor.

A mitad del canal Coria, las pelotas de colores que llevaban los niños, comenzaron a salir a flote. Entre ellas, reconoció una amarilla. Era la de Fani. Al verlas brotando del agua, Silvia Rodríguez se aventó al canal para tratar de rescatar a su hija Citlali.

· · ·

Diez minutos después de que se reportara el accidente comenzaron a llegar los cuerpos de auxilio. La primera rescatada fue justamente Silvia Rodríguez, de 36 años. Su cuerpo robusto fue sacado del agua...

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