San Miguel de Allende deja de ser un oasis

Carlos Carabaña

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 8 (EL UNIVERSAL).- Un jueves de mayo, Sebastián jugaba a la oca con su familia. Cuando la abuela iba perdiendo y su madre le ayudaba a su hermana a cambiar el pañal de su sobrina, dos hombres irrumpieron en la casa y le dieron 24 balazos. A los 26 años se transformó en un número: uno de los 76 asesinados de San Miguel de Allende entre enero y noviembre de 2019, el triple que en 2018, cifra que no parece importarle al alcalde panista, Luis Alberto Villarreal, y es que Sebastián era adicto al cristal.

"No se ha procedido, ya que han sido ajustes de cuentas. La gran mayoría de los asesinados tenía antecedentes", aseguró Villarreal en una radio local, tras la rápida respuesta al asesinato de dos policías en julio; fue cuestionado de por qué no se habían movilizado igual en el resto de las muertes. En otra entrevista, el alcalde habló de que los homicidios estaban relacionados con el narcomenudeo en la ciudad más turística del estado de Guanajuato. Sin embargo, Sebastián, según dijeron los policías que registraron su habitación, no tenía ningún indicio de que fuera traficante, sólo usuario.

Sebastián era bartender y cobraba por jugar al fútbol amateur. Su prima Mariana, con la que compartió más de media vida el hogar donde lo tirotearon, lo recuerda como un bebé gordito de ojos verdes al que cuidaba y con el que ahora sueña. De familia numerosa y clasemediera, era padre de una niña de ocho años. Mariana tardó meses en volver a entrar a la casa de sus abuelos.

En los últimos años no sólo han crecido los asesinatos en la pequeña ciudad de 170 mil habitantes, que es un sitio recurrente para casamientos y adonde se retiran miles de estadounidenses y canadienses. De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo de Seguridad, desde 2016, año en que la mayoría de la quincena de entrevistados marca como el momento en que la delincuencia comenzó a hacerse palpable, han crecido los allanamientos de morada, robo a casa, el narcomenudeo, los daños a la propiedad, el fraude, las lesiones dolosas, las amenazas. En 2019 fue la primera vez que se reportó un delito de extorsión; en este año y en 2018 se registraron, además, dos feminicidios.

La policía ministerial tardó un par de horas en llegar. Con permiso de Mariana, registraron la habitación de Sebastián: "Había restos de marihuana, tres bolsitas pequeñas de cocaína y una bolsa de joyería en la que había cristal puro. El agente dijo que éramos víctimas de las...

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