San Cadilla / La Dominguera

El héroe desconocido

En el futbol existen expresiones coloquiales que, tratándose de seres humanos, parecen fuera de lugar: comprar, vender y prestar.

Cambie la idea de que se trata de un futbolista e imagine un carro. Puede pagarlo de contado, a plazos, dar un enganche, darlo a cambio, proponer un ribete, rentarlo, dar un dos por uno o, en escasísimas ocasiones, obtenerlo regalado.

"Ya no te quiero, no entras en mis planes y te vas a donde yo te diga. Ahora eres futbolista del Deportivo Tapitas porque te vendí por dos corcholatas".

Hace 25 años todavía se hablaba de la "carta" del futbolista. Ese documento era una forma de sentencia vitalicia, como una marca de ganado que indicaba a quién pertenecía, jugara en donde jugara, hasta el final de su vida útil.

El dueño de la carta, es decir, quien descubrió al jugador y le firmó su primer contrato profesional, no le permitía buscar trabajo en otro lado, al menos que el nuevo interesado en poseerlo pagara.

"A mí me costó 10 pesos. Te lo llevas por 20, porque así me pagas lo que se comió, lo que invertí en pasto, entrenadores, pelotas y el techo que le puse en mi casa club".

Si fuera una vaca, no sonaría mal, pero al tratarse de un profesional, la cosa cambia. Es como si un contador quedara desempleado y, para conseguir trabajo en otro despacho, tuviera que indemnizar a quien lo despidió porque invirtió en su capacitación para el puesto, le pagó algún diplomado, lo dejó utilizar el comedor de la empresa, le pagó vacaciones, días de incapacidad y siempre le tuvo una computadora para trabajar.

Hace unos 20 años, ésa era la realidad del futbol mundial, hasta que apareció un valiente que desafió a los dueños del balón.

PROFESIONAL

Jean Marc Bosman (30 de octubre de 1964, Lieja) era un futbolista destacado a nivel juvenil en Bélgica, había sido capitán de la Selección Sub 20 de su país y jugaba en el Royal Football Club de Lieja.

Jugaba en Primera División y vivía con los lujos que le permitía su salario. Tenía casa propia y manejaba un Porsche Carrera. Había debutado en 1983, a los 19 años, con el Standard de Lieja, y en 1988 su carta fue adquirida por el RFC, de la misma ciudad, con un contrato por dos años.

En 1990, al término de su relación profesional con el RFC, fue puesto en una lista de transferibles y recibió una oferta del futbol de Francia, de un equipo de Segunda, el USL Dunkerque.

Sin contrato con el RFC de Lieja, Bosman alistó su mudanza y se embarcó en una nueva aventura, pero todo se...

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