San Cadilla / La Dominguera

Fuerza para Donato

Hay jugadores peculiares y luego está Donato.

El cliché dicta que brasileño y morenazo tiene que ser borrachazo, pero en Donato Gama da Silva (Río de Janeiro, 1962) todo es diferente.

Durante su humilde niñez vendió sombrillas en la playa y de adolescente fue cerrajero, hasta debutar con el Vasco da Gama en 1980, con el que ganó 3 títulos en los años 80.

En el verano del 88 acudió con su club a jugar el Trofeo Ramón de Carranza, en Cádiz, y arrasaron en la competencia. Donato comandaba la media cancha; era fuerte, cubría mucho terreno y siempre era combativo. Además, fino para tocar el balón, por lo que ponía muchos pases para gol.

Cuando estaba en el Aeropuerto de Jerez para volver a Brasil, con escala en Madrid, le avisaron que el Atlético de Madrid estaba interesado en él, que se bajara del avión en la capital española, a la que llegó literalmente con nada, pues su equipaje ya estaba documentado hasta Río.

Las maletas llegaron a la ciudad carioca, pero Donato no. El temperamental Jesús Gil y Gil lo fichó de inmediato.

EL ALETI

Donato era un futbolista totalmente inusual y por eso fue acogido con mucho cariño en el vestidor del Aleti de Futre, Juanito y Manolo. Cargaba una biblia a todas partes y siempre daba gracias a Dios. Era bondadoso, amable y hasta ingenuo fuera de la cancha.

Batallaba con las costumbres europeas, como por ejemplo la clásica siesta madrileña, según cuenta Luis Miguel González en su libro "Las Mejores Anécdotas del Atlético de Madrid".

"Yo no entiendo por qué nos obligan a tener que acostarnos después de comer", se quejaba.

En esa primera temporada se dispuso un día a ver un juego por la televisión desde su casa, en una zona residencial donde vivían otros compañeros, pero falló la señal y el televisor sólo mostraba puntos blancos. "¡Se me ha puesto mala la televisión!", exclamó.

En el entrenamiento del día siguiente contó su desventura: "Mi televisión se ha puesto enferma y no he podido ver el partido de ayer". El vestidor completo estalló en risas por el comentario y durante todo el tiempo que se mantuvo en el equipo fue la broma favorita.

Sin embargo, la relación con su entrenador no fue la mejor; Ron Atkinson se lo trajo de encargo.

"Yo he visto con mis propios ojos a Donato llorar de rabia porque Atkinson le había dicho que era un negro de mierda... y eso que el traductor le dulcificó la frase", declaró el folclórico Gil y Gil cuando anunció el despido del técnico inglés.

Fueron cinco buenas...

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