San Cadilla

Michoacán

De plano cantó fuerte, aunque no tan entonado como cuando lo hizo en 1986 con el éxito "La Culpable", Álvaro Dávila, ahora presidente del Morelia.

El ex cantautor, quien desde 1998 trabaja en el futbol con los Monarcas, se sinceró con los medios locales para exponerles la realidad con la que administra al equipo, las razones por las que deben buscar patrocinadores de aquí y allá para lograr ingresos, y los motivos por los que deben vender los pases de jugadores para más o menos subsistir cada torneo.

Hasta ahí todo iba bien, hasta que le preguntaron por qué no llegaban figuras al plantel de los Monarcas; entonces, esposo de Paty Chapoy no tuvo de otra que sincerarse y explicó que la situación social que priva en Michoacán es una de las razones que espantan a los pateabalones.

El lío de la gasolina, los bloqueos de las vías del tren por parte de maestros de la CNTE y la delincuencia organizada es la información que les llega a los jugadores que la directiva busca, como a toda la sociedad.

Lo más preocupante es que Dávila abiertamente denunció que varios jugadores del primer equipo han sufrido extorsiones.

Y no fue una queja al aire, porque resulta que hace algunas semanas Aldo Rocha, mediocampista titular, tuvo que salir a aclarar en redes sociales que alguien pedía dinero a su nombre por teléfono.

Otros extranjeros se quejaron con la directiva de que, al llegar a la ciudad, recibieron llamadas en las que les pedían un pago por su seguridad, o sea, pago de "plaza" para dejarlos trabajar.

Obviamente, algunos ignoraron los chantajes y pidieron apoyo de las autoridades, a través de los directivos.

Hace unas semanas, otros dos jugadores sufrieron el robo de sus automóviles en la vía pública.

La prensa moreliana y la afición han criticado duramente a la gestión de Dávila por dejar ir a jugadores como el chileno Diego Valdez, quien pasó al Santos; al peruano Raúl Ruidíaz, quien se fue a la MLS en una gran venta para el club, y al mexicano Carlos Guzmán, ahora parte del Necaxa.

Peeero lo que Dávila les hizo ver es que el Morelia, para subsistir, necesita vender los pases de pateabalones consagrados y comprar los de otros mas baratos, en espera de que se consoliden.

La pregunta es si lograrán convencerlos de venir con un ambiente social tan complicado en la región.

Lo bueno es que los gobernantes dicen que ya no habrá guerra contra el crimen.

No...

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