San Cadilla

Guerra cantada

Ahora que Jesús Martínez salió a encue... ejem, a ventilar los tejes y manejes en este lío de los derechos de transmisión de los partidos de la Selección, me llamó la atención su advertencia de que nunca más será amigo de Alejandro Irarragorri.

Quedó muy claro que el jaloneo no sólo dividió, sino fracturó la relación de varios miembros de la FMF, pero no la de Martínez e Irarragorri, ya que esa se había descompuesto desde hace mucho, muuucho tiempo.

Cuentan que ambos personajes lograban mantener la serenidad en bastantes ocasiones, excepto cuando a alguien se le ocurría comparar sus proyectos o poner al presidente del otro equipo como ejemplo de lo que fuera, porque ahí en verdad que ardía Troya.

Diiicen que no fueron pocas las ocasiones en que Irarragorri le puso un alto a los interlocutores que intentaran destacar algún logro de Chucho Pachuco, ya que él nunca ha simpatizado con la forma en la que se maneja el dueño de los Tuzos, mientras que allá en la Bella Airosa de lo que se queja el mandamás es que le han copiado todos su proyectos.

A ver en qué acaba el merequetengue, pero no duden de que desde hace muchos años había guerra cantada entre ambos dirigentes.

El Tricolor sólo fue un detonante para que sus diferencias salieran a la luz.

Tri social

Así como su filosa servilleta les ha dado con hacha cuando se tardan en reaccionar o la calabacean, ahora no queda mas que reconocerles a los operativos de la FMF por su ocurrencia de recabar fondos a través del Equipo-Tricolor-tiene-mucho-corazón.

Aunque originalmente contemplaron organizar un entrenamiento con venta de boletos en el Estadio Azteca, hicieron cálculos y se dieron cuenta de que, aunque metieran 10 mil personas a 20 pesos, lo cual sería una entrada demasiado optimista, la recaudación no superaría los 200 mil pesos.

Por eso y hasta por logística, les resultó más práctico y con una mejor recaudación organizar un entrenamiento con acceso VIP, con un precio de 3 mil del águila, a beneficio de los damnificados del sismo.

Las 200 personas que pagaron tal cantidad entraron a una carpa instalada a un costado de la cacha del CAR, con tribunas, comida y bebidas.

Hasta Juan Cambios Osorio puso un entrenamiento divertido para que los asistentes la pasaran bien.

Hubo un grupo de niños invitados que entró sin pagar: alumnos del Colegio Rébsamen, que colapsó en el...

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