San Cadilla

AutorCancha

LA TRISTEZA DE PULISIC

Empatar contra México en el Estadio Azteca puede ser un regalo del cielo para cualquier estadounidense, menos para Christian Pulisic.

¿Por qué les cuento esto?

Andaba yo de metiche el pasado domingo en el Coloso de Santa Úrsula y uno de mis compas gringos, muy cercano al vestidor de "Yuesei", me contó el drama que vivió el chamaquito en su primera experiencia en el País.

Me dijeron que tras ser sustituido por Bruce Arena, Christian hizo tremendo berrinche en plena banca y ya en el vestidor derramó unas cuantas lágrimas por el coraje de no cumplir en la cancha como él habría querido y como esperábamos todos fuera de ella.

Lo bueno de esto fue que el niño le demostró a su técnico y sus compañeros que una igualada en México no basta.

Y ustedes preguntarán por qué.

Digamos que Christian tiene un fijación por la perfección desde pequeño, algo que le inculcaron sus papás, es decir, una mentalidad en la que sólo funciona GANAR, justo como esos niños matados que cuando sacan un 8 se tiran a llorar.

Y es que desde chavito recibió una educación de mucho esfuerzo y trabajo, por lo que no conseguir el mejor resultado casi casi significa el fin del mundo.

El punto fue que mientras sus compañeros festejaban el 1-1 contra el Tri, Puli andaba en plan depresivo y la neta no hizo mucha fiesta por el méndigo empate.

Quizá nos podamos burlar, decirle exagerado o lo que gusten al estadounidense, pero ya quisiéramos nosotros jugadores con ese grado de vergüenza deportiva.

¿PRIVILEGIOS DE MÁS?

Ya ven que a mí me...

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