Salvador Kalifa/ Tareas difíciles

AutorSalvador Kalifa

De hecho, el desempeño económico y la transición democrática del 2000 se facilitaron considerablemente porque ocurrieron durante un periodo donde en el exterior reinó la tranquilidad, hubo crecimiento, poca inflación y altos precios del petróleo.

El año pasado, por tanto, pasará a la historia como un año difícil de repetirse, ya que es poco probable tener las extraordinariamente favorables condiciones externas que facilitaron un comportamiento dinámico del crecimiento del ingreso y el empleo en nuestro país.

Es más, debido al cambio de dirección de los vientos económicos externos y en ausencia de las reformas estructurales pendientes, es muy probable que no veamos otro año semejante al 2000 por un buen tiempo.

Las cosas no son color de rosa para el 2001. Por el contrario, se aprecian algunas nubes de tormenta. Por una parte, la economía de Estados Unidos se debilita más rápido de lo esperado.

Las estimaciones de crecimiento para este año han disminuido de un 3 por ciento en diciembre, a un 2.3 por ciento en enero y un 1.8 por ciento en febrero. Por otra parte, esta menor actividad económica hará que una vez pasado el invierno se presione más a la baja el precio del petróleo.

Estos acontecimientos agarrarán a nuestra economía creciendo por encima de su potencial, gracias en parte a lo manirroto de nuestros Legisladores, que como comenté en su momento, carecieron de la visión suficiente para ir más allá del Ejecutivo y proponer un superávit presupuestal para este año.

Con su actitud, crearon un ambiente más propicio para exacerbar las dificultades económicas que puedan derivarse de un entorno externo adverso.

Me temo, entonces, que este año no viviremos en la tranquilidad y cielos despejados que favorecieron el desempeño de nuestra economía en el 2000.

La administración de Fox enfrentará, por lo menos, dos pruebas cruciales.

Tendrá primero que lidiar con pericia con el riesgo de inestabilidad económica, venga éste del exterior o de adentro en el futuro próximo. Por un lado, las complicaciones internacionales que se vislumbran (debilitamiento de Estados Unidos y menores ingresos petroleros) pueden trastocar la situación económica actual; mientras que por el otro, la semilla de posibles problemas internos la plantó el nuevo Congreso con el nivel de gasto que aprobó al cierre del 2000.

Nuestros Legisladores se olvidaron de las repercusiones de la caída del precio del petróleo en 1998 y volvieron a cometer el mismo error que sus antecesores.

Lo...

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