El Salvador, entre el autoritarismo y la violencia

José Meléndez, corresponsal

SAN JOSÉ, Costa Rica, abril 29 (EL UNIVERSAL).- Un escenario de violencia callejera se abate sobre El Salvador, en un sangriento cruce de policías y militares con luz verde para usar la fuerza letal y de maras o pandillas con mortales redes de sicariato controladas desde las prisiones, con el presidente Nayib Bukele acusado de exhibir inquietantes signos de autoritarismo y con viejos escuadrones clandestinos de limpieza social que están expectantes en la sombra.

Despiadados, inclementes, cegados por el odio y la venganza y regidos por uno de los códigos más mortíferos y sanguinarios en la historia de Centroamérica, los reos de las maras Salvatrucha (M-13) y 18 (M-18) comenzaron a convivir mezclados en las cárceles de El Salvador, hacinados e incomunicados con el exterior para impedir que transmitan sus desafiantes órdenes criminales.

"Las medidas de aislamiento de reclusos relacionados con pandillas se han intensificado, tras detectarse que han ordenado un incremento de los asesinatos en los últimos días. Ahora se busca evitar el contacto visual entre ellos", informó ayer la Presidencia de El Salvador.

Las celdas de seguridad y máxima seguridad fueron selladas para descartar que los mareros "tengan comunicación entre sí", detalló. La chispa de la violencia podría estallar sin control en los penales y en las ciudades, en un choque entre Bukele y las maras por el control de las calles y con riesgo de que las culpas sean pagadas por la mayoría de los más de 6.7 millones de salvadoreños que aún no caen en la migración forzada interna y externa por la inseguridad.

"Estamos sumamente alarmados. Hay gran número de asesinatos en los últimos días achacados a pandillas, lo cual alarma enormemente", narró el salvadoreño Miguel Montenegro, director ejecutivo de la (no estatal) Comisión de Derechos Humanos de El Salvador.

"Unificar a los mareros en celdas puede causar una masacre de grandes proporciones. El presidente puede provocar un baño de sangre dentro y fuera de las cárceles. Hay grupos de exterminio o de limpieza social que creen que pueden tomar la justicia por su propia cuenta", dijo Montenegro a EL UNIVERSAL. "Las pandillas pueden incrementar su accionar y las fuerzas de seguridad cometer graves violaciones a los derechos...

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