Salomón Chertorivski Woldenberg / Asignaturas pendientes

AutorSalomón Chertorivski Woldenberg

En 1957, inmediatamente después de recibir el Premio Nobel de Literatura, Albert Camus envió a su maestro -Germain Louis- una carta en la que, entre otras cosas, le escribe: "Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto".

Aunque suene obvio, los maestros son parte fundamental de la formación de los niños. Algunos maestros dejan una impresión imborrable en sus alumnos.

Camus le dice también a Louis: "... ahora tengo la oportunidad de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en su enseñanza, continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares...".

¿Cómo lograr tener estos maestros, los que no se olvidan, los que dejan huella, generadores de amor a los números, las letras y al espacio que llamamos escuela?

Vale la pena analizar con algún detalle cuáles son las características de estos maestros que logran estimular positivamente a sus alumnos, haciéndolos buenos estudiantes y anímicamente estables.

No se trata de olvidar que la misión principal de las escuelas es capacitar, transmitir conocimientos, pero conviene detenerse un momento y analizar esta otra dimensión, la que se refiere al ambiente que vive el niño en el plantel. Se necesita saber qué hace a un maestro importante para un niño, cuáles son los mejores perfiles para la docencia, cómo capacitarlos, qué áreas reforzar, como determinar cuáles son los elementos que logren relaciones maestro-alumno como las que nos recuerda Camus.

Actualmente, el enfoque educativo se ha centrado principalmente en la medición del desempeño de los estudiantes. Y es lógico: no se puede mejorar, lo que no se mide. Sin embargo, conviene ir un paso más allá y contar con herramientas que permitan seleccionar y capacitar al personal docente para lograr resultados óptimos en la educación; es decir medir y evaluar ambos extremos de la relación educativa.

Historia y justicia

En nuestro país, en 1921 se crea la Secretaría de Educación y a diferencia de países más avanzados económicamente, en los cuales ya prácticamente no existían analfabetas, en México con 13 millones de habitantes, el analfabetismo era del orden del 80 por ciento y una escolaridad promedio de un año. Para 1960, la población ya sobrepasaba los 30 millones con un nivel de analfabetismo del 40 por ciento y un promedio de 3 años de escolaridad. Hoy, cuando la población total rebasa los 100 millones de habitantes, los...

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