Saddam Hussein: Los miedos del poderoso

Los Angeles Times

WASHINGTON.- Saddam Hussein usa el miedo para dominar, pero a él lo dominan sus miedos. El Presidente iraquí pasa más tiempo que nunca en los muchos bunkers que están debajo de sus adornados palacios. Rara vez duerme en el mismo lugar dos noches seguidas. Recibe visitantes sólo después de que han sido cuidadosamente cateados y sus manos han sido desinfectadas en hasta tres líquidos. Usa degustadores de comida, y equipos especiales prueban todo lo que él pueda tocar: ropa de cama, artículos para el aseo, ropa, tinta.

Cada día, se preparan comidas para él en diferentes palacios en Iraq para que nadie pueda saber dónde comerá. Da discursos televisados desde más de una docena de salones de conferencias idénticos para que nadie pueda saber dónde está. Incluso emplea a dobles presidenciales modificados quirúrgicamente para que nadie pueda saber quién es.

Este retrato, pintado por desertores iraquíes, inspectores de armas, intelectuales, funcionarios y ex funcionarios de inteligencia estadounidenses y otros expertos en Estados Unidos, Europa e Israel, hace que Saddam suene como un loco. Sin embargo, los expertos lo sitúan entre los dictadores cuerdos pero despiadados que han gobernado por medio del terror y la astucia política.

"Todo el tiempo tiene miedo", afirmó Ahmed Samarrai, un ex teniente coronel de la fuerza de seguridad de Saddam. "Le gusta escapar. Le gusta esconderse. Le gusta estar bajo tierra. Sólo duerme dos o tres horas y siempre está armado".

Mientras Estados Unidos se prepara para ir a la guerra con Saddam por segunda vez en 12 años, analistas militares y políticos examinan con lupa aspectos de su personalidad en busca de pistas de sus probables acciones diplomáticas y militares: ¿Se puede hacer que Saddam renuncie a sus armas de destrucción masiva a cambio de su sobrevivencia? ¿Desataría un holocausto químico o biológico sobre tropas estadounidenses invasoras? ¿Si supiera que está por ser destituido, intentaría aniquilar a Israel o desatar un ataque bioterrorista en Estados Unidos con armas de destrucción masiva? A pesar de años de estudio -durante sus 23 años de Gobierno Saddam, de 65 años de edad, ha sido estudiado tanto como cualquier líder desde José Stalin- es aún un enigma para Occidente. Como suele suceder con los dictadores, puede ser difícil encontrar un observador neutral.

La mayoría de los analistas concibe a Saddam básicamente como un matón que ve al mundo en los crudos términos del pistolero...

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