Saca Cristina Pacheco su 'cajita de recuerdos'

AutorErika P. Bucio

La periodista y narradora Cristina Pacheco incursiona en la literatura infantil con La chistera maravillosa, un libro donde saca su "cajita de recuerdos" para componer un relato nostálgico e íntimo sobre la vida familiar.

"Quizás es un cuento donde no aparecen la computadora o los viajes interespaciales, pero aparece algo muy importante: entender la muerte. Es también un canto a los oficios y a la vida familiar", explica.

La chistera maravillosa (Alfaguara) transcurre en una atmósfera de nostalgia y en una ciudad ya desaparecida, con sus tranvías y planchadores de sombreros, con sus casas antiguas y altos techos con mampostería.

"Hay lugares y personas de cuya pérdida uno nunca se resarce. Hay una luz azul que añoro, lugares donde he estado sólo una vez y sé que no voy a poder regresar, como la casa donde el personaje de Gonzalo encuentra el eco. Esa casa en ruinas, maravillosa, está en Santa María la Ribera, es el último edificio que hizo Rivas Mercado, o mi escuela en Azcapotzalco, que marcó mi vida. Como que saqué mi cajita de recuerdos y apareció aquí".

Pacheco, autora de numerosos relatos recogidos en libros como Sopita de fideo y Para vivir aquí, suele escribir sus historias a partir de atmósferas que le indican el tono de la narración.

"Siempre en un relato lo que encuentro, lo que necesito, es una atmósfera; es como un escenario vacío para ir colocando las cosas y abriendo los caminos por donde van a pasar los protagonistas. En este caso no me puse ningún límite, estaba en mi imaginación y por lo tanto existía y se acabó".

El cuento narra la estancia de un niño Gonzalo en casa de su abuelos, lugar que le abre un mundo fascinante y mágico; pero que no está exento de violencia y donde por primera vez el protagonista cobra conciencia de la idea de la muerte.

"Los niños entienden mejor la muerte, quizá porque hay menos conciencia del futuro. Es un tiempo muy elástico. Pero la muerte también es neutralizada con el recuerdo y el amor".

El detonador de esta historia es un hecho triste, cuyos detalles Pacheco se reserva, y un regalo: dos osos de felpa que aparecen en la historia.

"Todo es un invento total. Los únicos que tienen cuerpo, volumen y...

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