El sabor de Tlacotalpan

ENVIADO

TLACOTALPAN.- ENTRE MANGLARES y brazos de río avanzamos por una angosta carretera delimitada por palmeras y restaurantes de mariscos. Tras recorrer una hora y media de camino, desde Boca del Río, llegamos a la "tierra de las jarillas o varas".

En esta Ciudad los colores nunca son los mismos y los sabores siempre conquistan a los visitantes. Nuestros pasos se orientan hacia la Plaza Ignacio Zaragoza y su renovado kiosco.

La plaza es el punto neurálgico de Tlacotalpan, al norte destaca el Santuario de la Virgen de la Candelaria.

Pocos lugares conservan dos iglesias y un Palacio de Gobierno en una misma plaza, y es que con la llegada de los españoles, el templo de San Cristóbal buscó restar protagonismo al de la Candelaria, pero la virgen siguió siendo venerada.

A unos metros encontramos el Bar Blancanieves. Con más de 60 años de existencia, se dice que el sitio fue la fuente de inspiración de Agustín Lara.

Aunque él sólo acostumbraba a tomar cognac, el concurrido bar presume los mejores "toritos".

Otros postres que hacen más apetecible esta tierra son: los buñuelos de queso con piloncillo, la sopa pía (preparada con leche, almendra y un panqué llamado marquesote), beso del duque (bizcocho acaramelado) o tamal de nata con pasas. Cualquier opción puede ser acompañada con una famosa bebida llamada "popo", preparada a base de cacao y arroz.

Con el sabor tlacotalpeño por dentro seguimos deambulando por esta ciudad. A cada paso van apareciendo las tonalidades de este caserío multicolor que conserva su esplendor a pesar de las inundaciones que ha padecido.

Muchos saben que recién han concluido los festejos en honor a la...

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