RUTA 66 / Virus

AutorDiego Beas

Desde hace años se especula con el uso de armas cibernéticas por parte de los Estados. De su uso como una ficha más en una estrategia más amplia de ofensiva y desestabilización; de la posibilidad de luchar guerras y ganar batallas desde las redes. O, lo que es lo mismo, de trasladar las trincheras físicas del campo de batalla a los nuevos espacios virtuales.

Ya en 1983 Hollywood jugaba con la posibilidad en War Games, una historia en la que una máquina no puede distinguir entre simulación y realidad y desata una serie de eventos que sobrepasan el control humano y amenazan con desencadenar una tercera guerra mundial. El mensaje de la película, en plena recta final de la Guerra Fría, era claro: la destrucción mutua asegurada no solo se consigue desde el aire o enfrentando a batallones; existen nuevos frentes que pueden resultar igual o más inquietantes.

Desde hace décadas el Pentágono y las agencias de inteligencia cuentan con divisiones especializadas en temas cibernéticos -la idea de internet y su infraestructura básica surgió de un proyecto secreto del Departamento de Defensa-. Aunque los programas eran secretos se sabía de manera general hacia dónde apuntaban las nuevas formas bélicas.

Lo que no sabíamos hasta el viernes pasado era el grado de sofisticación e importancia que han alcanzado este tipo de programas en el arsenal de guerra del Departamento de Defensa; hasta dónde se han desarrollado y la importancia que han alcanzado en la jerarquía militar. Y por la jerarquía militar me refiero a su círculo más alto: el comandante en jefe y sus principales asesores militares. Sí, Obama, de la mano de algunos de los Generales de más alto rango han dirigido y decidido los detalles de la ofensiva cibernética más estructurada de la que se tiene noticia hasta la fecha. Una operación dirigida en contra de Irán y su central nuclear en Natanz, en el centro del país. El viernes, en una investigación especial, el New York Times revelaba por primera vez que un virus informático tremendamente

sofisticado y destructivo que infectó millones de sistemas en 2010 era obra de nada menos que el Pentágono. Del Pentágono y de la inteligencia israelí. Un esfuerzo conjunto de los dos países por utilizar la guerra cibernética para hacer frente a los esfuerzos iraníes de desviar su programa de energía nuclear a otros fines. Las nuevas revelaciones las conocemos gracias a una extensa investigación de David Sanger, el corresponsal especial del diario en temas de...

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