Por la ruta antigua
| Autor | Juan Carlos García |
FOTOS: MIGUEL LARRAURI
ENVIADOS
SANTO TOMÁS, Ensenada.- Al amanecer, en el Valle de Santo Tomás, los trabajadores, cual hormigas, ocupan presurosos sus puestos para echar andar el inmenso engranaje que resulta una vitivinícola: campesinos, supervisores, vendedores, catadores. Todos, con la misión de tratar como se debe a quien manda aquí: la uva.
Lo que se avecina parece una clase de química, como las del colegio, pero con una guía tan práctica e ilustrativa que no hay pierde.
"La vid, la uva, y lo que ahí surge mueve este pequeño mundo que se hace grande cuando lo conocen...", expresa Laura Zamora, la mandamás de las bodegas del Rancho Los Dolores.
En comparación a su máximo competidor, el Valle de Guadalupe, donde abundan las vinícolas, pero hay pocos viñedos, esta región invita a profundizar en los procesos de producción del vino.
Está bien ir a una vinícola y probar lo que tiene, pero también es buena idea darse la oportunidad de conocer sobre color, sabor, textura, variedad y características de la vid y la uva en una empresa como Santo Tomás, precisa la primera enóloga mexicana.
"Somos muchos y pocos, depende del punto de vista, los que producimos vino en Ensenada. Hay regiones en el mundo que son más célebres y la nuestra se ha ido conociendo poco a poco. Lo que actualmente queremos es que el mexicano venga y consuma lo que hacemos aquí, que lo pruebe, profundice y sepa las variedades que tenemos", acota.
Santo Tomás seduce a los visitantes con las experiencias que ha perfeccionado (cata de vino, cata de maderas y cata de aceite) desde que comenzó a conocerse como "La Ruta Antigua", ya que de esta zona proviene la tradición de la uva más antigua de la región.
Aquí es donde arranca la odisea que forma parte de una propuesta de las experiencias Club Premier, de Aeroméxico. Nadie espera aprender la psicología del vino, la personalidad de la uva, los caprichos de la temperatura, las sorpresas de la tierra.
Va de la química alrededor de la venerada uva, el vino y el universo que en ellos vive. Al final, no hay que tener un doctorado para probar, degustar y emitir un juicio, sino las papilas gustativas más que paseadas por todos los sabores.
"Partículas, moléculas... todo se complementa. Una es Merlot y la otra es Pinot Noir, cada una tiene sus características, su forma de ser", detalla la guía en una de las cuatro bodegas que tiene el Rancho Los Dolores. A oscuras, con luces verdes y rojas centelleando, ilustra la forma en la que la uva...
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