RUTA 66 / Meta

AutorDiego Beas

Ayer no sólo se llevó a cabo el último par de primarias del proceso de nominación demócrata. También se cumplieron cinco meses del inicio del proceso. El 3 de enero Iowa dio el banderazo de salida a demócratas y republicanos. Lo que sucedió aquella noche en Iowa sería un presagio de lo que estaba a punto de suceder a nivel nacional a una escala mucho más amplia: una durísima batalla política, cerrada, competitiva como pocas y llena de vaivenes a lo largo del camino. ¿Cuántas veces pareció que con los resultados de la primaria en turno alguno de los contendientes sería capaz de cerrar filas y obtener una ventaja insuperable?

No sólo sucedió en el campo de los demócratas, el resultado de las primarias republicanas, si bien no tuvo el drama y la intensidad del de sus rivales, no estuvo exento de su propia dosis de incertidumbre y sorpresa.

Quién recuerda todavía que el ganador republicano de esa fría noche en Iowa fue un pastor baptista prácticamente desconocido que, de la mano de la comunidad cristiana del estado, por un instante, tuvo su momento de gloria soñando con la Presidencia y la influencia que podría ejercer desde ésta para fortalecer los valores conservadores del país. Se trató del hoy olvidado Mike Huckabee.

Quién recuerda la frustrada candidatura de un hombre que con un desmedido oportunismo reivindicó la herencia del 11/9 y llegó afirmar "todos somos miembros de la generación del 11/9". Su nombre, para los que no lo recuerden es Rudy Giuliani. Hasta finales de enero fue la carta fuerte de los republicanos. Hasta que su estrategia se estrelló en Florida y enterró su carrera política.

Quién recuerda al candidato mormón que intentó allanar su camino a la Casa Blanca a base de dispensar su fortuna personal y de reclamar el título de ser el aspirante con la posición más belicosa y conservadora de la contienda. El candidato que, cuando llegó el momento de actuar con honestidad y valentía, se refugió en los tópicos más retrógradas de la religiosidad estadounidense. Su nombre es Mitt Romney -y hoy, en la lista de posibles Vicepresidentes de McCain-.

En el bando contrario, el demócrata, la lista es igual de larga y sirve para recordar el desarrollo de, como ya decía, uno de los procesos políticos más apasionantes de la historia política del país. Una nota reciente del New York Times que abordaba la prolongación casi interminable de la carrera y sus consecuencias negativas decía: ello "no debe de ensombrecer la singularidad de esta...

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