RUTA 66 / Clímax

AutorDiego Beas

WASHINGTON.- Un simple sí o no. Es lo que Obama solicita al Congreso. Un voto final que determine y selle el porvenir del asunto más importante en las prioridades del Presidente: la reforma sanitaria.

Si los planes de la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se cumplen, podría suceder a finales de esta semana misma. Un año de intensas negociaciones -que han monopolizado la atención y energía del sistema político- llegarían a su fin y se sabría la suerte de las más de 45 millones de personas sin seguro médico.

Después de cientos de reuniones, discursos, propuestas y dos versiones de la ley aprobadas tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, todo se reduce a una votación final en la que el Presidente intentará aprobar el paquete por un complejo procedimiento legislativo que se conoce como "reconciliation".

Una estrategia que sólo requiere una mayoría simple (51 votos) y que utilizaría la versión del Senado como referencia. La aprobaría, la firmaría el Presidente y posteriormente la Cámara de Representantes reconciliaría los presupuestos de su versión para hacerla compatible con la del Senado.

Utilizarán esta estrategia sencillamente porque después del tortuoso año de negociaciones, la realidad es que Obama no cuenta con un solo apoyo de la Oposición. Y, a pesar de los amplios márgenes en ambas cámaras, los demócratas no cuentan con los votos necesarios para pasar la reforma por la vía más decorosa: la aprobación directa en cada una de las cámaras.

Aun a sólo días de que se vote, los escenarios posibles son inciertos. La aprobación en el Senado está garantizada. Los obstáculos están en la Cámara de Representantes y los 216 votos necesarios para pasar la reforma. Los principales son dos: una coalición de miembros conocidos como Blue Dog Democrats -conservadores fiscales preocupados por el déficit- y, quizá más importante, Bart Stupak, un representante ultracatólico de Michigan que quiere utilizar la reforma para restringir aún más el derecho al aborto -una lamentable demostración de una de las peores facetas del puritanismo estadounidense-.

Sin adelantarnos a lo que puede suceder en los próximos días en la fábrica de salchichas del Congreso, la votación de la reforma anuncia la conclusión finalmente del primer año de la presidencia de Obama y la perspectiva de que pronto la Casa Blanca centrará su atención en otros temas.

En realidad, ya lo ha comenzado a hacer.

Si las reuniones de bajo perfil que Obama ha sostenido...

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