Por el rumbo de las flores

AutorCarmen González

Ocho personas integramos el grupo de expedicionarios dispuestos a adentrarnos por los rumbos de la flor. Todos llegamos puntuales al lugar de la cita y a bordo de una camioneta partimos.

La primera parada la hacemos frente a la zona de comida del mercado central de Xochimilco.

"Tenemos 45 minutos para desayunar, después nos reuniremos de nuevo en este punto para empezar el recorrido", nos dice Yolanda Trejo, nuestra guía. Así, en parejas o grupos de hasta tres personas buscamos el mejor lugar para comer.

Mi compañero y yo pedimos una referencia, y nos recomiendan caminar todo derecho por el pasillo de las flores, hasta donde empieza a dominar el aroma de la pancita que hierve en las cazuelas de barro. Nuestro paladar sucumbe ante dos jarros humeantes de atole de guayaba, que acompañamos con unos esponjosos tamales maquillados de rosa.

Tras disfrutar estos alimentos, nos reunimos con el resto del grupo. No tenemos que caminar mucho para encontrar la pequeña capilla de Nuestra Señora del Rosario, justo a un lado del mercado.

Es austera, de estilo barroco y adornos de argamasa de influencia árabe. Se oficia la misa dominical y el fervor de los xochimilcas, contrariamente a sus ofrendas florales, no se marchita.

Una vez adentro descubrimos una imagen de Cristo conocida como El Señor de la Caña de Xochimilco, al que se le atribuyen numerosos milagros.

El siguiente punto en nuestro itinerario es la capilla de San Juan, en el barrio del mismo nombre. Yolanda nos explica que los habitantes de Xochimilco no sólo sienten un amor muy especial por su delegación, sino también por su barrio, y lo demuestran en la forma en que adornan su capilla por pequeña que ésta sea. Todas lucen muy limpias y, por supuesto, muy floridas.

Este recinto es más antiguo que el de la capilla de Nuestra Señora del Rosario y en su interior hay un Niño Dios elaborado con tres diferentes tipos de madera.

La mención del niño nos recuerda al famoso Niñopa, o Niño Pan.

"Para conocerlo tenemos que trasladarnos hasta el templo de San Bernardino, en el centro de Xochimilco", señala Yolanda.

Desencuentros, reencuentros

A diferencia de las pequeñas capillas que hemos recorrido, el templo de San Bernardino es enorme, con un amplio atrio y bancas a ambos lados del sendero principal, siempre rodeadas de árboles frondosos.

Al final del pasillo se erige el templo, de fachada austera, construido en cantera rosa y gris, y con más de 400 años de edad.

Entre los detalles decorativos resaltan...

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