Rafael Ruiz Harrell / Descubrimiento y pregunta

AutorRafael Ruiz Harrell

¿Sabía usted que en los lugares en los que es más alta la proporción de viviendas con piso de tierra son también más elevadas las tasas por persona de homicidios dolosos, intencionales? Contrariando lo que sucede en los países industrializados, donde los homicidios de mala fe son más numerosos en las grandes áreas urbanas -por supuesto en relación a los habitantes-, en nuestro país y probablemente en muchos más de América Latina, hay más asesinatos por persona donde las viviendas con piso de tierra son más frecuentes, o sea en las zonas rurales más pobres y atrasadas.

El camino que recorrí para llegar a esta conclusión fue curioso. Educado en libros con datos de países que viven en una etapa de desarrollo distinta a la nuestra, durante varios años di por supuesto que la distribución de la delincuencia debía seguir aquí una ruta semejante. Si las tasas delictivas por habitante eran allá más pequeñas en las zonas rurales poco pobladas y empezaban a crecer a la vez que la concentración de pobladores, era muy probable que aquí ocurriera lo mismo.

Aunque la hipótesis me parecía razonable, durante varios años me quedé con las ganas de poder confirmarla porque, así los haya, no pude conseguir datos a nivel municipal de los delitos más usuales. No fue sino hasta hace alrededor de año y medio que la fortuna me sonrió: un amigo me dio una copia de las estadísticas que lleva la Secretaría de Salud en materia de homicidios dolosos. Contenía los datos de los asesinatos registrados en cada municipio de nuestro país de 1975 a 2003. Así sólo se tratara de un delito y la distribución pudiera resultar distinta al considerar otro tipo de crímenes -como el robo- tenía ya con qué empezar.

Tras de varios ensayos y con el fin de poder tomar en cuenta los datos censales y al mayor número posible de municipios, decidí partir de la media aritmética de dos grupos de cinco años: 1988-1992 y 1998-2002. No incluí al quinquenio 1978-1982, así tuviera la información delictiva correspondiente, porque el Censo de 1980 es inexistente. La primera tarea, obviamente, fue obtener las tasas de homicidios dolosos por cien mil habitantes para cada uno de los 2 mil 386 municipios considerados y, en seguida, agruparlos en orden ascendente dado el número de sus pobladores. Surgió ahí la primera sorpresa. La distribución aquí es distinta a la de los países industrializados. En ellos las tasas de homicidio acompañan al aumento poblacional, de tal manera que donde hay pocos habitantes la...

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