Ruinas emocionales

AutorAlejandro León

Karla Santos falleció junto con su suegra, Matilde Téllez, en el colapso en el edificio de Zapata 56, durante el 19S. Ambas laboraban como trabajadoras domésticas en uno de los 24 departamentos del edificio siniestrado.

A cinco años, los dos hijos y el esposo de Karla han dejado de recibir apoyo emocional por parte de la Fiscalía General de Justicia (FGJ), además de que suspendieron el servicio de terapia particular al que acudían, debido a la pandemia.

El esposo de Karla e hijo de Matilde, Martín Hernández, ha visto cómo sus dos hijos sobrellevan la muerte de su madre. Su comportamiento ha cambiado, aseguró.

"Se volvieron como muy apáticos, muy tristes. Hace rato fuimos por la comida mi hija y yo y me decía: 'papá, sí se siente feo no tener a mamá', le digo, '¿por qué, mi amor?', me dice, 'es que veo a mis primos y sí hace falta ese cariño de mamá'; la verdad, me rompió el corazón, me sentí muy mal", narró Martín.

Aunque inicialmente recibieron soporte psicológico en el Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento de la FGJ, dejaron de acudir, debido a que les cancelaban las citas de último minuto.

"Fuimos a terapia (con el Gobierno), pero en su momento había mucha gente que tenía problemas por lo sucedido (en el 19S) y estaba saturado, entonces, no tuvimos una atención adecuada, porque llegábamos el mero día de nuestra cita, que era una al mes, y no nos atendían, nos cancelaban en el momento", detalló.

En septiembre de 2017, la familia rentaba una casa de adobe en la Colonia Independencia. El inmueble también resultó dañado por el sismo, por lo que Martín y sus hijos tuvieron que mudarse.

En aquel entonces, el DIF capitalino les entregó, a manera de apoyó, un refrigerador y un colchón. Lo consideraron una burla, pues no tenían dónde quedarse.

Actualmente, viven en casa de los padres de Karla. Ahí permanecen en espera de que el Instituto de la Vivienda (Invi) autorice la entrega de un departamento, a pesar de que en 2020 entregaron 50 mil pesos a trabajadores de la dependencia para acelerar el trámite.

"Hasta el día de hoy sigo, como se dice vulgarmente, de arrimado, estoy viviendo con los papás de mi esposa, mis suegros, estamos viviendo aquí mis hijos y yo, nos prestan aquí unos cuartitos, seguimos teniendo las mismas carencias.

"Yo como padre, que no tengo mucho tiempo para estar con ellos, pero estoy al pendiente de todas sus necesidades, se me dificulta a veces en mi carácter, porque estoy estresado, porque estoy de malas (...) por la presión, no es como antes, cuando ella estaba", apunta.

CUENTAN CASAS, NO PERSONAS

Especialistas advierten que la respuesta gubernamental a las afectaciones del sismo estuvo enfocada en la reconstrucción de inmuebles y no en conocer la cantidad de personas afectadas para darle seguimiento a su recuperación emocional.

"No estamos hablando de propietarios, sino de damnificados, o sea, las familias, los niños, las personas que dependían o que estaban asociadas a ese inmueble, ese dato realmente no se trabajó y no se tiene como mucha certeza de eso", expuso Naxhelli Ruiz, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM.

"En parte porque el modelo de reconstrucción, tanto del Gobierno anterior como de este, tiene como eje la reconstrucción, no la recuperación de las personas, entonces, no sabemos cuántas personas son, lo que sabemos es cuántos inmuebles se intervienen, que es una cantidad diferente claramente".

De acuerdo con un reporte de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) local, publicado en 2018, los cuidados psicológicos no fueron atendidos...

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