Ruidos de la calle/ Próxima estación: esperanza

AutorPacho

Recientemente, Manu Chao presentó en España su nueva grabación, llamada Próxima estación: esperanza. ¿Qué tanto se parecerá al exitoso Clandestino? Los discos de Manu suelen ser una especie de diarios de viaje. Sin embargo, ¿cómo fue el proceso creativo en esta su segunda producción como solista?

Mi amigo Marc Ibsen, encargado de la sección musical de la revista española "Cáñamo" (especializada en "la cultura de la cannabis"), escribió, en una exclusiva para esta columna Ruidos de la Calle, una nota acerca del suceso.

Marc nos describe el contexto que rodea a Manu en la pluricultural y multirracial Barcelona donde vive; hace notar la actitud de los periodistas ante el ya mítico personaje, y señala cómo casi todos los presentes intentaban averiguar las razones de lo que consideraban un retraso en la salida del disco, del cual ese día apenas se distribuyó a la prensa un sencillo. Los periodistas salieron de esa conferencia de prensa sin haberse llevado el disco completo, resignados a seguir esperando. No en vano el nombre del disco, como en una broma involuntaria, tiene que ver con la esperanza y ésta, a su vez, con la paciencia (incluso para aguardar a que el artista llegue a tiempo a la cita con los periodistas, como reporta Marc). Sin más preámbulos, le dejo la pluma a mi buen amigo catalán, quien nos ofrece el siguiente aperitivo:

Jueves 3 de mayo

Hoy, a las siete, Manu Chao presenta su nuevo disco, Próxima estación: Esperanza, en el Hogar Extremeño de Barcelona. ¿Llegaré a tiempo? Seguro que sí. Si algo caracteriza al Desaparecido, es el peculiar concepto que tiene del tiempo y de la puntualidad. Así que agarro tranquilamente mi moto y me dirijo al centro de Barcelona, al lado del Barrio Gótico.

Cataluña es tierra de mucha migración, sobre todo de gente del sur de España, así que no es raro encontrar a lo largo de la ciudad muchas asociaciones y casas de cultura de distintas comunidades autonómicas. El emplazamiento de la rueda de prensa es inusual, pero nada incoherente con la propuesta de Manu. El local es antiguo y austero, hay una barra de bar, varias mesas y un pequeño escenario que debe cobrar vida sólo cuando hay festividades regionales extremeñas. La austeridad, los trajes típicos en vitrinas y los posters de las paredes dan una sensación de sosiego. Además, el lugar está a escasos metros de la calle Escudellers, el pequeño reducto de Barcelona que se ha transformado en centro activo de la música mestiza. De esta zona han surgido...

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