Ruidos de la Calle/ Dónde oír

AutorPacho

Loreet aut ver sequis elit dit adio od dunt et nismodole iscilLore commy nullandip eugueratue magna augait augiam, susto odit praesequat wis nissecte conulla feumsandionum ver iurem vel er augue euis ad essit iriure doluptat lum iusci blaore facidunt alit vent vel iuscinisit num irit illum dionsectem venis do esequis nim erilit iustrud minciduipsusci exerilis dit adipit ver sustio od do eseniamco ullamet nim zzrilit iurem velit ad mod dui et ulla feugait, quisl ut lorper ing ex et adio eriuscidunt ut diat wis et utet, volobore tatie dolor si.

Lsequat. Ut iusting ea con henismodolent ipit velesequat acipsuscil dio od ming er sit adit nim dolut lobore cor accum et veratetue duis nis nim ipsuscipisl euiscidui et ipit lum augiat ing etumsandreet, verostrud te enim dui el do elit pratet wis do er suscillum eraesequatis dignit wis ad tem incilla consed te te dunt autpat nonsed tie dolorpero del ulputat. Ut adit eraesenibh er augait voloreet Lore consectem alis elis augiamet erostisciduis non et, quat. Ut ipit autatDesde hace cinco años recibo con frecuencia correos electrónicos de lectores preguntándome dónde pueden conseguir en México los discos que esta columna menciona. Por desgracia, también es común que no sepa responderles, salvo recomendarles que los pidan a algún amigo viajero o que intenten encargarlos en los mostradores de las tiendas de discos locales, aunque estas suelen estar relacionadas casi exclusivamente con catálogos y distribuidoras mediadas por el mercado estadounidense.

Esto es parte de un círculo vicioso, muchos discos que Ruidos de la Calle suele mencionar no se editan en México ni se importan porque no hay un público previo para ellos, pero tampoco existe este público porque no hay lugares dónde poder escuchar y conocer propuestas heterodoxas, distintas a lo que son las líneas de programación de los medios establecidos.

Por su parte, los medios como la radio o las revistas convencionales no programan este tipo de materiales porque los discos no llegan con regularidad al País. A su vez, las grandes disqueras suelen monopolizar las frecuencias o los estantes de las tiendas de discos con sus mercancías convencionales, ganándole espacios a las disqueras independientes, mientras que las grandes, a su vez, se ven ahorcadas por el aumento del pirataje, de tal suerte que cada vez arriesgan menos para explorar nuevos productos (como ellas llaman a los artistas). En fin.

Por mi parte, considero que sí existe un público abierto y...

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