Los rostros de la Independencia

AutorMaría Luisa Medellín

Dicen los vecinos que hace unas semanas hubo un baile en Lago de Pátzcuaro casi cruz con Colima, en las crestas de la Colonia Independencia, cuando dos hombres comenzaron a discutir en la esquina y de pronto una detonación de arma de fuego acabó con la vida de uno de ellos.

Pedro Reyna, alias "El Canas", de 55 años, quedó tendido sobre el pavimento con los primeros minutos del domingo 12 de agosto.

El presunto asesino, a quien identifican como "El Roger", huyó entre los callejones de la loma. Tenía poco más de un mes de haber salido del Penal del Topo Chico, donde estuvo recluido por robo de vehículos.

Quienes narran los hechos prefieren omitir su nombre, pero cuentan que ambos eran cómplices, que a la mamá del prófugo le subió la presión al enterarse de lo ocurrido, y desde entonces la angustia no la deja en paz: no sabe ni cómo ni dónde está su hijo y la policía no para de rondar su casa.

Días antes, atestiguaron una riña entre "El Sammy", Samuel Hernández, e Israel Arista, porque el primero intentó herir con un cuchillo al hermano de Israel y, entonces, salieron a relucir pistolas y detonaciones al aire. Luego hubo golpes y una movilización policiaca que acabó con la aprehensión de los rijosos.

Esta comarca que se ensancha desde las calles que dejan de estar bien trazadas y pavimentadas a las orillas de la colonia, y hacia el cerro, nació independiente y temeraria, pese a su cercanía con el progreso y el centro del poder.

En el pasado, uno de sus focos violentos era el Barrio El Degüello, donde habitaban los trabajadores del rastro, quienes siempre andaban con el cuchillo a la cintura. Hoy, los combates entre unas 30 pandillas surgen para defender los territorios del narcomenudeo.

"Nada menos anoche (4 de septiembre) hubo una riña campal con armas de fuego en la calle Coahuila; detuvimos a los muchachos, pero nos quebraron el vidrio trasero de una patrulla, a pedradas", relata entre aspavientos el comandante Rodolfo Huerta Tarango, de la estación sur de la Policía.

Moreno, de aspecto duro y voz grave, luce varias imágenes del General Pancho Villa, en los muros de su reducida oficina.

"A la parte alta de la Indepe viene gente en coches de lujo a comprar droga, y los mismos que venden la mercancía los asaltan y hasta los balean", cuenta con la mirada puesta en los reportes que reciben, una decena diaria, en promedio, y unos 60, de viernes a domingo.

Los moradores platican que nada más ven pasar las granaderas a toda velocidad, y enseguida se corre la voz: que hubo un...

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