Rosaura Barahona/ Coindreau y el sida

AutorRosaura Barahona

A menudo me preguntan cómo hago para seleccionar los temas del artículo.

Los temas sobran; el problema es cómo enfocarlos para comunicar una opinión, más o menos coherente, sobre el asunto.

En mi caso, la mecánica para seleccionar el tema es revisar periódicos, revistas, ver las noticias por TV, leer los mensajes de los lectores y abrir los oídos en las reuniones a las que asisto.

El sábado vi que la sección Acentos había hecho un reportaje a Rafael Zúñiga y sus modelos, y me puse a leerlo.

La última columna me dejó helada. Cito: "Imagínate de fondo el Palacio de Gobierno, con 35 metros de pasarela ya comenzada para el desfile a beneficio de personas con sida. Como a las dos de la tarde llega José Luis Coindreau y me dice: me desmontan todo, no quiero tener nada que ver con gente que tenga sida.

"Yo con mi oficio raquítico: señor, me dieron permiso, y él: me desmonta todo. Y yo me dije: Rafael, saca lo fiera, y me puse a gritarle al tú por tú: ¡que la desmonte su gente, pero va a ser enfrente de todos los medios! 'El lunes quiero hablar con usted', me dijo. No me importa, déjeme hacer el desfile y el lunes hablamos; claro que no fui".

Fíjese, estimado lector, cómo nos enteramos de que al Secretario de Gobierno de Canales, aspirante a ocupar la silla de su jefe en dos años, no le interesa que lo relacionen con obras benéficas a favor de personas con sida. O sea que no le interesa la pandemia más grave que azota a la humanidad hoy en día.

"Abrazo", esa organización que lucha a brazo partido para lograr medicinas, un trato digno, atención y cuidados para las personas con sida, indudablemente, debe conocer esta actitud de JLC.

"Abrazo" y sus colaboradores son mal vistos porque repiten con frecuencia una mala palabra: condón. Eso pone los pelos de punta a los providos y a todos los ultraconservadores que prefieren cerrar los ojos a la realidad que enfrentarla con honestidad.

Aquí mencioné, en otra ocasión, cómo el ministro de salud de Aznar fue confrontado por los medios en España, cuando tomó medidas radicales para dar atención a los drogadictos y a los seropositivos. La prensa le reclamó que asumiera una actitud tan liberal, cuando todos sabían que pertenecía al Opus Dei (la retaguardia de la derecha del catolicismo).

El ministro respondió: "Jamás permitiré que mis convicciones personales interfieran con mi responsabilidad política. Debo atacar los problemas de salud social; éste es uno de ellos y exige medidas radicales para evitar una...

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