Rosaura Barahona / ¿Nada más?

AutorRosaura Barahona

La arquidiócesis católica de Los Ángeles fue condenada a pagar 660 millones de dólares a 508 personas que habían presentado demandas por abuso sexual por parte de algunos representantes del clero.

El arreglo que tomó cuatro años de lucha y terminó dos días antes de llegar a los tribunales es muy significativo porque la diócesis es la mayor de Estados Unidos y la cifra es seis veces superior a cualquier otra erogada por la Iglesia católica en casos similares.

Lo peor de toda la porquería que brotó de esta cloaca son las víctimas. Nueve se suicidaron y varias más murieron de sobredosis. Uno de los sobrevivientes dijo: "Nos acusaron de mentir y, por años, caminamos en la oscuridad".

La parte positiva (si se puede llamar así) de esto es que el valor de unos cuantos inspiró a muchos otros alrededor del mundo y también denunciaron. Por todos lados surgieron víctimas de los sacerdotes degenerados y no tardamos mucho en enterarnos de cuántos obispos, arzobispos y papas han sido y son cómplices de estos crímenes con tal de impedir el escándalo.

Esos mismos perversos se encargaron de vender la idea de que los católicos nunca deberíamos criticar a la iglesia porque al herirle aunque fuera un dedo meñique, dañaríamos todo su organismo. Y de ahí surgió, ahora sí, un complot en donde los cómplices por un lado y los tontos, por otro, decidieron no sólo callar todo lo criticable, sino acallar a quien tuviera la osadía de discutirlo o, peor aun, de denunciarlo.

Si lo duda, recuerde que uno de nuestros ilustres empresarios corrió a Carmen Aristegui y a Javier Solórzano por haber osado presentar en tele el caso de Maciel, el Legionario que abusó de tantos niños y jóvenes, sin que sus denuncias fueran escuchadas en el Vaticano.

Mientras se trató del absurdo celibato, de las monjas discriminadas y explotadas por la curia, de la marginación de la mujer, de las órdenes religiosas al servicio de los mercaderes millonarios y de la educación que prohíbe y reprime en vez de enseñar a pensar, las discusiones se quedaban en el plano de lo racional. Hasta que estallaron las violaciones.

Y las violaciones nos sacudieron a todos... bueno, menos a los que las habían tapado, incluidos entes como Norberto Rivera y su obispo auxiliar, Marcelino Hernández, quien declaró con todo cinismo que "a...

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