Rosaura Barahona / Vucetich

AutorRosaura Barahona

Lo he confesado en otras ocasiones: no sé nada de futbol. De verdad intenté aprender el juego para comprender a tantos aficionados, pero hay cuestiones que se aprenden bien sólo de joven. Acercarse a un deporte nada más con la cabeza elimina la emoción y el entusiasmo del deporte mismo.

Le digo esto porque, a pesar de no ser seguidora del futbol, siempre está presente en mi familia inmediata y mediata. En el foro electrónico de la tribu Barahona hay Águilas, Tigres, Chivas y Rayados, de modo que nos divertimos leyendo las puyas y los comentarios de los perdedores o ganadores en turno.

A pesar de ignorar todo sobre el futbol, sé quién es Víctor Manuel Vucetich. No lo conozco, pero me cae muy bien. Ya ve usted que los medios nos acercan a muchas personas y a mí, por lo menos, me sucede lo mismo que en la realidad: algunas me caen mal gratis (jamás me han hecho nada) y otras, también gratis, bien. Éste es el caso de Vucetich.

No puedo decir nada respecto a su desempeño técnico como cabeza del equipo de Rayados, pero es evidente que su labor ha sido y es muy buena y eso se refleja en los 12 juegos sin perder y en el cariño, el respeto y la admiración que le demuestra la afición.

Hace algunos días, los aficionados y especialistas estaban preocupados porque Vucetich fue llamado para dirigir el Tri. A pesar de ser una oportunidad excepcional, no decidió de inmediato. Eso provocó inquietud y una mezcla de sentimientos entre mucha gente: potencialmente, su habilidad puede generar los beneficios que tanto necesita el Tri, pero la idea de dejar a Rayados a medio camino daba temor y tristeza.

El sábado pasado, supimos que Vucetich se queda en Rayados. La explicación que dio es admirable. Quienes lo ven como un técnico excelente, a menudo olvidan que primero es persona y después, técnico. Por eso quienes comprendieron su decisión, ahora lo respetan más.

Víctor Manuel Vucetich enviudó en febrero de 2008 y desde entonces es papá y mamá de sus tres hijos; su hija menor está en plena adolescencia. Haber aceptado la dirección del Tri le hubiese exigido ausencias prolongadas durante las cuales los hermanos hubiesen tenido que responsabilizarse unos de otros.

Vucetich dijo algo que en éste todavía mundo machista es raro escuchar de boca de un hombre. Cuando le preguntaron si...

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