Rosaura Barahona / Sacerdotas
Autor | Rosaura Barahona |
Genevive Beney recibió los hábitos sacerdotales en una ceremonia dirigida por tres obispas Christine Mayr-Lumetzberger (austriaca), Patricia Fresen (sudafricana) y Gisela Forster (alemana).
Las tres obispas habían sido ordenadas sacerdotas (la palabra sacerdotisa, como la de poetisa saben a menos), hace tres años, por Antonio Braschi, (argentino) vinculado a una iglesia cismática llamada Católica y Apostólica Carismática de Cristo Rey.
Por supuesto Braschi, las obispas y la sacerdota ya fueron excomulgados por la Iglesia Católica tradicional, lo cual no les preocupa.
Hay un libro muy interesante de Ediciones Encuentro (Madrid, 2000): Las mujeres en la Iglesia: especificidad y corresponsabilidad. El libro, dividido en tres partes: I. Percepciones y experiencias; II. Reflexiones antropológicas y observaciones socioculturales y III. Ministerios eclesiásticos y sacramentos del orden, recopila ensayos de diferentes autores y autoras. Aunque su lenguaje es más de divulgación que especializado, el libro no se puede leer de un tirón por la cantidad de referencias a documentos eclesiásticos y al Antiguo y al Nuevo Testamento.
Sus textos resultan muy interesantes cuando se esfuerzan por construir una fortaleza que defienda, a como dé lugar, la posición tradicional. Pero en una cosa están de acuerdo todos los autores: los argumentos que defienden el derecho de las mujeres a ser ordenadas pertenecen al orden de lo antropológico y sociológico, no de lo teológico.
Lo más importante, sin embargo, son las numerosas antítesis que los propios autores revisan para explicar por qué no se puede ordenar a las mujeres. Al reunir dichas antítesis (y yo no sé si el editor del libro se dio cuenta de esto), se crea un sol resplandeciente y esperanzador. Porque es obvio que cada día la Iglesia Católica depende más de las mujeres que de los hombres no sólo para hacer, sino para ser. O sea, ustedes hagan; nosotros no soltamos el poder.
En la introducción del libro, Gerhard Ludwig Müller dice: "Todo observador atento puede percibir, al menos en algunos países de Europa occidental, una especie de cisma eclesial mental que, en las actuales constelaciones sociopolíticas podría llevar a una división visible".
Y continúa: "Precisamente en el tema 'mujeres en la iglesia' es patente un estado de ánimo resentido que ofrece muy pocas oportunidades para establecer un diálogo franco y una argumentación objetiva. Quien sostenga una tesis contrapuesta, difícilmente podrá contar con...
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